ANALISIS Y OPINION

Como si estuviesen proscriptos, referentes del PJ local insisten en bancar a De Marchi

La dirigencia peronista de Mendoza que se ha volcado por seguir a De Marchi parece no reparar en que el lujanino ha pasado por todas las gamas del macrismo y que ahora celebra el éxito de Milei

En el peronismo de Mendoza se está produciendo un trasvasamiento. No es masivo, pero podría ser pegajoso. No es el trasvasamiento generacional que pedía Perón. Lo están plasmando referentes de ese partido que se están yendo con Omar De Marchi. Buscan con su éxodo arrear a votantes que estén cansados de tanta vacuidad y derrotas en el PJ provincial.

Varios de esos dirigentes, algunos con más de 20 años como funcionarios pejotistas, sugieren a las bases peronistas que se olviden de que Omar Parisi es el candidato oficial del PJ para gobernador y que voten a Omar De Marchi, numen de La Unión Mendocina, al que le asignan liderazgo para aglutinar voluntades.

Da la impresión de que estuvieran actuando como si el PJ hubiese sido proscripto y debieran votar a algo parecido dentro del menú político. Pero, claro, no estamos a fines de los años 50 ni De Marchi es Arturo Frondizi.

Los Righi, los Giménez, los Martínez Palau, los Cazabán, los Pringles, creen ver en De Marchi a un político con dotes de líder, algo que, aseguran, el peronismo kirchnerista no les ofrece en esta provincia. Son más de diez años de derrotas sucesivas de un partido que ha perdido la ruta de la impronta mendocina.

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Omar De Marchi sumó al lavallino Roberto Righi, entre otros peronistas desencantados.

Omar De Marchi sumó al lavallino Roberto Righi, entre otros peronistas desencantados.

El factor Stevanato

El exitoso peronista Matías Stevanato, que viene de ser reelecto en Maipú, con casi el 54% de los votos, y que en más de una oportunidad ha alabado el perfil político de Omar De Marchi, se ha permitido jugar a las charadas acerca de si él también apoyará al líder de La Unión Mendocina. "El próximo gobernador se llama Omar, vive en Luján y militó en el Partido Demócrata", ha dicho el maipucino a modo de acertijo Tanto De Marchi como Parisi comparten las tres características de la adivinanza..

"Que Stevanato haga lo que quiera, no nos preocupa ni nos ocupa", le contestó Omar Parisi a su compañero de partido, como diciéndole: macho, dejate de romper la paciencia. Estamos electoralmente en una situación jodidisima.

A lo largo de quince años el PJ de Mendoza se consumió en el altar de Cristina Kirchner cuyos intereses centrales no han sido precisamente los de dotar de modernidad y empuje al país ni al partido que creó Perón, sino el de trabajar para una agenda personalísima destinada a salvarla de los estrados judiciales.

Seguir a De Marchi

Esa dirigencia peronista que ha decidido seguir a De Marchi no repara en que el lujanino haya pasado por todas las gamas del macrismo ni que haya sido un cuadro del Partido Demócrata ni que, como Macri, esté exultante con la carrera meteórica del ultraliberal Javier Milei.

No importa que en un supuesto triunfo de De Marchi vayan a tener de vicegobernador a un "radical de toda la vida" como se definía el intendente de Las Heras, Daniel Orozco, antes de irse con De Marchi con lo cual generó en ese departamento una de las crisis políticas más estrambóticas de las que se tenga memoria en el mundillo municipal.

Por el contrario, ven a toda esa entente ideológicamente dispersa como la única posibilidad de poner en aprietos a Alfredo Cornejo y a Cambia Mendoza que siguen estando primeros en la intención de voto, pero seguidos de cerca por La Unión Mendocina.

Los encuestadores dicen que los ciudadanos prefieren al votar darle prioridad a un candidato, es decir a alguien que transmite liderazgo, y no tanto a un plan de gobierno o a un aparato partidario. Hoy, aseguran, posee más volumen un apellido que una sigla partidaria.

El peronista Jorge Giménez, cuatro veces intendente de San Martín, y uno de los que cruzó la línea hacia terreno demarchista, ha dicho que "a los peronistas nos gusta transformar la Provincia, pero este peronismo que viene de derrota en derrota no está en condiciones de llevar eso a cabo, ni siquiera se ha puesto a revisar por qué pasan dichas cosas".

"De Marchi tiene el sueño de gobernar Mendoza y eso es muy respetable", argumentó Giménez para contrarrestarlo con la situación del PJ provincial donde durante meses buscaron sin suerte candidatos que quisieran pelear la Gobernación.

¡Salve, Righi!

Esta semana en el Salón Báltico, de Guaymallén, un exultante De Marchi, montó un escenario para presentar en sociedad a los peronistas que lo apoyan. El intendente justicialista de Lavalle Roberto Righi, por ejemplo, fue recibido con honores, como si fuera un esclarecido que ha descubierto el camino de Santiago luego de sufrir diversos sinsabores. A Righi se le acabaron las reelecciones eternas y en su propio territorio perdió la interna del PJ. Ni siquiera pudo dejar al sucesor que él quería.

En el PJ provincial se da una situación paradigmática: a los kirchneristas que siguen teniendo el manejo partidario no les da el pinet para presentarse a la gobernación Y los peronistas no K (los intendentes, como Righi, Stevanato o los Félix)) no aceptan ese convite porque arguyen que les imponen cosas inaceptables desde el cristinismo y el camporismo. Y porque, además, en sus feudos comunales están muy tranquilos y arropados por el calor del poder territorial, sin el desafío mayúsculo que es gobernar una provincia.

En ese escenario magro, el hecho de que aparezca alguien que no le hace asco a tales desafíos, como De Marchi, sino que además tiene hambre de gobernación, es para algunos peronistas como ver una aparición divina en el Monte de los Olivos, o como para Drácula beber sangre.