¿Servirá acaso eso para frenar la cultura ladina de gastar más de lo que ingresa al Estado?
El debate y la necesaria discusión interna del PJ están con mordaza. Nadie ha esbozado un plan de liderazgo adaptado a los nuevos tiempos. Pero, tranquilos, a los peronistas los días felices les serán dados por añadidura. En esa visión abrazadora (de abrazar), el chanta y el turro valen lo mismo que el autocrítico y el decente, que los hay, y muchos, en el peronismo.
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¿Servirá eso para ordenar la macroeconomía argentina que el populismo kirchnerista ha destruido?
Mendoza – 03/06/2015 – Visita de la Presidenta Cristina Fernandez – Anabel Sagasti / Adolfo Bermejo Foto: Maxi Rios
Cristina Fernández y una de sus referentes locales, Anabel Fernández Sagasti.
Celso Jaque, ex gobernador de Mendoza y actual intendente de Malargüe, acaba de advertir que "en el peronismo no sobra nadie". y que si algún compañero se fue "debe ser porque alguna equivocación cometimos". Magnanimidad para todos y todas.
¿Eso quiere decir que en Mendoza se perdonará a aquellos peronistas que con tanta frescura se olvidaron del PJ y se pusieron alegremente bajo el ala del mileísta Omar De Marchi y de su fiel compañero -el radical Daniel Orozco- en La Unión Mendocina? Bueno, man, un partido político no es una cárcel.
¿Volverá entonces Anabel Fernández Sagasti a dirigir, per se o por interpósita persona, al peronismo mendocino? Los cornejistas se lo agradecerán. Sagasti ya se ha atribuido la facultad de indicar quién debería ser el próximo presidente del PJ provincial.
Repetí conmigo
El peronismo nos quiere convencer de que es la cultura de la patria. La cultura de todos los derechos y de ninguna obligación. El copyright de la argentinidad. Algo es cierto: ha apañado la cultura del pobrismo donde todos quedan estancados, esa que le gusta tanto a cierto pensamiento jerárquico de la Iglesia Católica.
También hablamos de la cultura de escenificar la bondad (Juan Grabois, el pateador callejero, es un experto en esto). ¿Y qué decir de la cultura de la gratuidad, ese supuesto milagro, que siempre alguien tiene que pagar?
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"Primero la Patria" es el nombre adoptado por Cristina Kirchner para ir a la interna partidaria que peleará por la jefatura del PJ nacional. "Primero la Patria" quiere decir, primero Ella.
El peronismo ya no habla de ascenso social como meta central. El historiador Jorge Ossona ha dicho que lo que hoy impera es "una burocracia pobrista" que congela aquel anhelo de promoción social, algo que no va a cambiar hasta que el peronismo vuelva a hacer foco en los anhelos de la clase media para que esta haga de motor del cambio.
La cultura del pobrismo, que la jerarquía católica ha sostenido, con ese concepto anti progreso de la uniformidad en la pobreza, es una movida reaccionaria que rechaza el mérito y el esfuerzo. A esa batalla supo sumarse el tenebroso Alberto Fernández para quedar bien con los supuestos avanzados de la izquierda populista.
Esa vindicación del pobrismo es sin lugar a dudas un concepto oscurantista, que el peronismo tiene la obligación de ponerse de cabeza a revisar si quiere realmente volver ayudar a ser un partido progresista.
El bueno de Leonardo Favio, un artista tan imperfecto como notable, que fue cineasta, actor y cantante, dijo allá por los '70 que "me hice peronista porque no se puede ser feliz en soledad". Muchos de los que fuimos jóvenes en aquellos años hicimos el intento de ser peronistas, pero nunca pudimos. Nos quedó, sin embargo, el siempre presente interés por estudiar el fenómeno.
Ese director, actor y cantante mendocino no tenía dudas de que el peronismo era un sentimiento. "Me siento más militante peronista que director de cine", decía este artista al que queremos tanto por su cine, aunque no tanto por algunas de sus ideas políticas. Raramente se puede hacer política efectiva, transformadora, sólo con sentimientos o apelando a una supuesta superioridad moral que da la pobreza.