Análisis y opinión

Ausencias injustificadas a clases: cuando los padres embargan el futuro de los hijos

En Mendoza es alto el ausentismo en el nivel primario de escuelas estatales. Los mayores picos de faltas se dan los días previos a los fines de semana, feriados y vacaciones de invierno

La mayoría de los padres aspiran a convertir a sus hijos, mediante la educación, en seres humanos brillantes. Pero algunas conductas erróneas de los adultos pueden afectar severamente el rendimiento escolar del niño.

Faltar un día de vez en cuando a la escuela no parece ser un problema. Pero las inasistencias se acumulan rápido. Y esos días de clases perdidos pueden afectar mucho el aprendizaje y la salud general del niño. Faltar dos días al mes, con o sin justificación, puede generar una acumulación de inasistencias hasta que se le considera al niño ausente crónico.

Algunos alumnos mendocinos, sobre todo los de los primeros grados de primaria pierden hasta 24 días de clases por faltas injustificadas. Este número representa el 18 por ciento del calendario escolar, es decir que ese estudiante pierde hasta 120 horas de clases al año.

El absentismo crónico

El absentismo crónico significa faltar demasiado a clases, por el motivo que sea, con o sin justificación. Los expertos definen el ausentismo crónico como un 10 por ciento de inasistencia (alrededor de 18 días) durante el año escolar.

Desde hace un tiempo se debaten en el ámbito escolar distintas estrategias para mejorar la calidad educativa, extender la permanencia de los chicos en la escuela o la extensión del calendario. Pero de nada valen todas estas medidas, si los padres no dimensionan lo que significa no llevar al niño a la escuela, sin que medie una razón de peso.

Durante dos años la Dirección General de Escuelas (DGE) junto con el doctor en Análisis Cuantitativo de Políticas Educativas de la Universidad de Harvard, Alejandro Ganimian, analizó los datos nominales del Sistema Gestión Educativa Mendoza (GEM) sobre el nivel primario y secundario orientado y técnico.

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Alejandro Ganimian, doctor en Análisis Cuantitativo de Políticas Educativas de la Universidad de Harvard.

Alejandro Ganimian, doctor en Análisis Cuantitativo de Políticas Educativas de la Universidad de Harvard.

Uno de los hallazgos de la investigación es que se detectó un alto ausentismo en el nivel primario, particularmente de escuelas estatales. Por suerte en secundaria, la falta a clases es mucho menor que la de primaria.

José Thomas, director General de Escuelas, explico que hay una alta predisposición a hacer faltar a los niños de los primeros grados. “Será algo inconsciente, por el frío, o por lo que fuera, los padres piensan que si el chico falta un día no es tan grave y no están midiendo la profunda gravedad que tiene que el niño no esté en la escuela aunque sea un día de falta. Y está demostrado en los números que tenemos”.

El niño puede sentir que el colegio es aburrido y prefiere faltar algunos días con el beneplácito de los padres. Estas conductas que empiezan como un hecho aislado, de a poco se pueden convertir en un hábito.

Un dato que sorprende es que los viernes, lunes y días previos a feriados o vacaciones de invierno se profundiza el ausentismo. Lo que significa que los padres deciden no mandar a sus hijos a clases deliberadamente porque priorizan el descanso, algún viaje familiar o para disfrutar de un fin de semana más largo.

“En algunos lugares hay un promedio muy alto de ausentismo que hace que más allá del esfuerzo del Estado por tener un buen calendario para que no se pierdan días de clases, los chicos terminan perdiendo hasta 24 días por faltas” puntualizó el funcionario.

La razones para que un chico pierda días de clases son múltiples: “Desde la actitud de lo padres hasta las necesidades económicas que son claramente influyentes, el transporte en algunos lugares es clave y otras causas. Si en algunos lugares aumentamos los comedores, mejora el transporte y se hacen cosas desde el Estado, se puede mejorar el presentismo” explicó Thomas.

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José Thomas, director general de Escuelas de Mendoza.

José Thomas, director general de Escuelas de Mendoza.

Ausentismo = a bajo rendimiento escolar

Un chico que falta mucho de seguro no tendrá buen rendimiento académico.

“Hemos observado por el sistema GEM que los estudiantes que más faltan son más propensos a sacarse bajas notas. Faltar sin motivo a la escuela no solo tiene efecto desde lo pedagógico sino también para el resto de la vida. Hay algunas investigaciones que demuestran que los chicos que tuvieron los mayores porcentajes de faltas tienen también otras dificultades lo que demuestra la importancia del presentismo” argumentó Thomas.

Un alumno que tiene faltas quedará en desventaja con sus compañeros por los contenidos que no aprendió.

Los niños ausentes crónicos en la sala de 4 o 5 años o en los primeros grados tienen menos posibilidades de leer en un nivel adecuado para cuando lleguen a tercer grado.

El último Censo de Fluidez Lectora arrojó que el 31 por ciento de los chicos de tercer grado de Mendoza está en una condición crítica. No podemos dejar de mencionar que son lo niños que empezaron primer grado en la pandemia, y claramente la virtualidad no los ayudó, pero éstas son solo algunas de las razones para tan bajo rendimiento.

En el caso de los alumnos mayores, el absentismo crónico está estrechamente vinculado con el mal desempeño escolar. Cuando las inasistencias se acumulan, es probable que los alumnos queden libres por faltas o abandonen la escuela secundaria. También el ausentismo de los adolescentes está relacionado con el consumo de alcohol y drogas lo que provocará mala salud al llegar a la vida adulta.

La inasistencia constante a la escuela afecta el progreso académico e influye en la deserción escolar, lo que impactará en las futuras opciones laborales que tendrá ese joven.

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La obligación de mandar a los hijos a la escuelas

Existe en la Argentina suficiente sustento legal sobre el derecho a aprender y la obligación y castigos a los padres por no mandar a sus hijos a la escuela.

La ley 26.206 de Educación Nacional regula el ejercicio del derecho de enseñar y aprender consagrado por el artículo 14 de la Constitución Nacional y los tratados internacionales incorporados a ella.

El Código de Faltas de Mendoza advierte en su artículo 99 que “los padres, tutores o curadores de alumnos menores de edad que, de manera reiterada e injustificada” hagan faltar a clases a sus hijos serán sancionados con multa desde 600 UF (Unidades Fijas) hasta las 1.500 UF o arresto de hasta quince días, o trabajo comunitario de hasta 20 días.

Uno de los espíritus del nuevo Código de Contravenciones que sancionó en la provincia en 2018, fue la de reforzar la responsabilidad parental. El objetivo de la norma es que padres y familias cumplan con su “deber de vigilancia y cuidado” de los chicos.

Como hemos argumentado, el rol de los padres o adultos responsables es central en el acompañamiento de la escolaridad de niños y jóvenes.

Desde la DGE explicaron que establecerán distintas políticas para bajar ese ausentismo no justificado: “Se aumentará y mejorará el comedor, se analizarán los horarios de los transportes. Y con los padres haremos una prueba piloto en el segundo semestre donde se implementará un sistema de mensajes de textos, se les dará la cantidad de faltas que tiene el hijo y los problemas que genera esta situación y se los incentivará a mandar a sus chicos a clases. Esto es automático, no genera burocracia. Es para tener alertas temprano de abandono, repitencia, ausentismo y con eso generar políticas bien dirigidas a los chicos” explicó Thomas

Como vimos las causas que originan el ausentismo escolar son varias: problemas económicos, de aprendizaje, de salud, de autoestima, familiares o directamente por flojera.

Estar ajenos por indiferencia o ignorancia al desarrollo escolar del niño lo afectará para su vida. Por eso es fundamental que los padres puedan transmitir a sus hijos la importancia del estudio, llegar a horario a la escuela, respetar las reglas y normas de la institución. Que esos adultos los ayuden con los deberes y los apoyen a prepararse y estudiar ante un examen, que participen de las reuniones, de los actos escolares , que estén atentos a la calificaciones y que revisen a diario el cuaderno de comunicaciones. En definitiva que estén presentes en la vida escolar de su hijo.

De nada servirá el trabajo docente, aplicar medidas pedagógicas, extender media hora más la jornada escolar, si avalamos como padres la ausencias sistemáticas e injustificadas.

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