El encarcelado político opositor ruso Alexei Navalny declaró que las autoridades penitenciarias lo habían trasladado a una celda de castigo por segunda vez este mes en el centro donde está recluido por cargos que, según él, son inventados.
El encarcelado político opositor ruso Alexei Navalny declaró que las autoridades penitenciarias lo habían trasladado a una celda de castigo por segunda vez este mes en el centro donde está recluido por cargos que, según él, son inventados.
Navalny, el crítico más enérgico del presidente Vladimir Putin dentro de Rusia, está cumpliendo una condena de 11 años y medio tras ser declarado culpable de violación de la libertad condicional y de cargos de fraude y desacato al tribunal.
El opositor a Putin aseguró que todas las acusaciones fueron inventadas como pretexto para sofocar la disidencia y frustrar sus ambiciones políticas.
En una publicación en sus cuentas de Twitter e Instagram, Navalny escribió a través de sus abogados que había sido enviado a una celda de castigo durante cinco días, por caminar brevemente sin las manos en la espalda en violación de las normas de la prisión.
"A este ritmo, éste se convertirá en mi lugar de residencia permanente", dijo el hombre de 46 años, refiriéndose a la celda como un "armario infernal".
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Además agregó: "Es evidente que la directiva vino de Moscú. Incluso para los estándares de una prisión rusa, enviar a una persona a la celda de castigo por estar durante tres segundos sin las manos a la espalda es demasiado".
El Servicio Penitenciario Federal no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Navalny, que fue trasladado en junio a una colonia penitenciaria de alta seguridad al este de Moscú, dijo el 15 de agosto que lo habían metido en una celda de castigo por no abrocharse el botón superior de su uniforme de prisión, que según él le quedaba pequeño.
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El año pasado, Navalny regresó voluntariamente a Rusia desde Alemania, donde había sido tratado por lo que pruebas de laboratorio occidentales demostraron que fue un intento de envenenarlo en Siberia con un agente nervioso de la era soviética.
Ante semejante acusación, Rusia niega haber intentado matarlo.