No todos son asesinos seriales en Estados Unidos. También están esos que tienen un día de furia y en un abrir y cerrar de ojos terminan con la vida de varias personas. De esos que, quizás por toda una vida de delincuencia, terminan como terminan. De esos que tienen un raid delictivo que ni un libretista de Hollywood podría escribir. De esos a los que un click en la cabeza los hace pasar de robos y peleas callejeras a cometer asesinatos en masa y horrorizar al mundo entero.
Te puede interesar:ANSES: cronograma de pagos para septiembre
En esta ocasión recordaremos el caso de Richard Benjamín Speck, "nacido para desatar el infierno" (tal su tauaje), que tiene 9 asesinatos confirmados en su haber, 8 de ellos en el mismo lugar y en las mismas circunstancias, pero además tiene un "arsenal" de películas que lo mencionan o series muy famosas que "replicaron" el caso, como La Ley y el Orden y CSI. Incluso recientemente fue parte de un par de capítulos de MindHunter, la serie que con personajes del FBI ficticios (inspirados en personas verdaderas) trata sobre asesinos reales siendo entrevistados.
Speck nació el 6 de diciembre de 1941 en Kirkwood (Illinois) y murió el 5 de diciembre de 1991 (Joliet, también Illinois), un día antes de su cumpleaños número 50.
Asesinó a 8 estudiantes de enfermería del South Chicago Community Hospital entre la noche del 13 y la madrugada del 14 de julio de 1966, cuando tenía sólo 25 años.
Fue hallado culpable en un juicio y condenado a muerte, sentencia que nunca se hizo firme debido a problemas con la selección del jurado, y finalmente falleció en la cárcel, una de las peores de Estados Unidos (el centro Correccional de Stateville), de un ataque al corazón.
Infancia complicadísima
Richard Speck fue el séptimo hijo de ocho de Benjamin Franklin Speck y Margaret Carbaugh. Apenas 6 años tenía cuando falleció su padre, de un infarto, con 53 años, prácticamente a la misma edad que Richard. La diferencia de edad con sus hermanos mayores era amplia, tal es así que antes de irse a vivir con su madre y su nueva pareja, pasó un tiempo con una de sus hermanas y su esposo, hasta terminar segundo grado.
Después se mudó con su madre, su hermana menor y la nueva pareja de su madre, Carl August Rudolph Lindberg, que tenía un historial criminal de 25 años que comenzó con falsificación. Tomó su apellido en un primer momento. Lindberg también sumaba varios arrestos por manejar en estado de ebriedad. Vivieron apenas un año en Santo (Texas) y se mudaron a Dallas, donde rotaron en al menos 10 casas en barrios pobres. La infancia de Speck se volvía cada vez más dura y quizás influenciada por Lindberg iba camino al alcohol y las drogas y así fue.
Te puede interesar: Así se activa el modo nocturno en Whatsapp
Abandonó la secundaria a los 16 años, después de reprobar absolutamente todas las materias en la Crozier Technical High School. Ya para esa altura, Speck pasaba alcoholizado la mayoría de los días, dado que había empezado a beber a los 12.
Primer arresto, paternidad y algunos trabajos
A los 13 años Speck sufrió su primer arresto, fue por allanamiento. Le siguieron una docena de arrestos por delitos menores en los siguientes 8 años.
Luego consiguió trabajo en la embotelladora de 7-Up en Dallas, entre 1960 y 1963. Durante ese período dejó embarazada a una adolescente de 15 años, Shirley Annett Malone y se casaron el 19 de enero de 1962. Vivieron junto a su madre, su hermana Carolyn y el esposo de ésta, dado que la madre ya se había separado a esta altura de su segunda pareja. Fue allí que volvió a usar su nombre y dejó el apellido Lindberg.
Cuando nació su hija, Robbie Lynn, el 5 de julio de 1962, cumplía una condena de 22 días de cárcel por perturbar la paz en McKinney, Texas, tras una pelea callejera de borrachos.
Te puede interesar: Los atroces crímenes del Petiso orejudo, el asesino serial más joven de la historia argentina
En julio del año siguiente, Speck fue despedido por falsificar documentación y cobrar el sueldo de un compañero de trabajo. También robó una especie de almacén, del que huyó con cigarrillos, cerveza y 3 dólares. Con apenas 21 años caía en prisión y lo condenaban a 3 años. Fue liberado tras 16 meses en la Penitenciaria Estatal de Huntsville, Texas.
Una semana después de ser liberado, sí, apenas una semana después atacó a una mujer con un cuchillo de 43 centímetros, en el estacionamiento de su edificio de departamentos. Fue detenido a unas cuadras, sentenciado nuevamente a 16 meses de prisión efectiva por violar la libertad condicional y cumplió apenas 6 meses en la prisión antes mencionada, por un error. Sí, de no creer.
Luego de esto, trabajó durante 3 meses como chofer de la compañía Patterson Meat y tuvo seis accidentes con su camión, antes de ser echado por no ir a trabajar.
Panorama cada vez más oscuro
Después del despido en la compañía de carne, todo se vino a pique para Speck. Su madre le "recomendó" que se mudara; se separó de su esposa que solicitó el divorcio en enero de 1966; se mudó junto a una divorciada de 29 años y el barman de su bar favorito, Ginny´s Lounge.
Nuevamente tuvo una pelea en ese bar y terminó acuchillando a un hombre en enero de 1966; gracias a un abogado logró que fuera un incidente menor y no agravado por el uso del arma, y le aplicaron una multa de apenas 10 dólares, la cual no pudo pagar y debió pasar 3 días más en la cárcel.
Te puede interesar: El asesino que cansado de que no lo atraparan llamó él mismo a la Policía
El 5 de marzo del mismo año compró un auto y la noche siguiente robó nuevamente un autoservicio: robó 70 cartones de cigarrillos y los vendió en el mismo estacionamiento del lugar; abandonó el auto y la policía lo rastreó hasta él. Un nuevo arresto, en este caso el número 42 en Dallas (sí, increíble) le significaría otra pena de prisión por lo que su hermana le compró un pasaje de colectivo desde Dallas hasta Chicago.
En Monmouth nada cambió
Richard Speck se instaló con su hermana Martha Thornton y su familia en Chicago; allí también consiguió trabajo con su hermano Howard, que era carpintero. Se mudó al centro de Monmouth, donde se la pasaba de taberna en taberna, sumando más y más problemas, como cuando fue detenido a fines de marzo de 1966 por amenazar a un hombre en un baño de un bar con su cuchillo.
El 3 de abril una residente de esa localidad de Illionois denunció que encontró a un ladrón con un gran cuchillo en su casa. Lo describió como un hombre blanco, "muy educado" y que hablaba con "acento sureño". Se trataba de Speck, que la ató, la violó y saqueó su casa, además de robarle el efectivo que tenía, apenas 2 dólares y 50 centavos. Subía el nivel de criminalidad y de agresividad.
También se lo interrogó por el asesinato de Mary Kay Pierce, una moza de 32 años que trabajaba en un bar y de quien se había reportado su desaparición el 13 de abril, mismo día que hallaron su cadaver, detrás del mismo bar. Había muerto de un golpe en el abdomen. Speck había frecuentado esa taberna y por ello fue interrogado, dado que había ayudado a construir la parte donde hallaron el cuerpo. Le pidieron que no abandonara la ciudad porque querían interrogarlo nuevamente una vez recavadas más pruebas, pero al llegar al hotel donde vivía poco y nada quedaba. Sólo algunos objetos robados en diferentes asaltos, incluyendo pertenencias de la señora de 65 años que había sido saqueada.
A Chicago y a la marina mercante
Speck huyó de Monmouth y con una mentira increíble volvió a ganarse la confianza de su hermana Martha y su cuñado Gene Thornton, y sus dos hijas adolescentes. Les dijo que había huido por negarse a vender narcóticos para una conocida banda narco en Monmouth.
Gene, empleado del ferrocarril y ex marine, creyó que su cuñado podía encontrar el rumbo en la Marina Mercante de Estados Unidos. Las huellas, una foto y un examen físico fueron suficientes para que lo tomaran en esos días, en que mucho problema no se hacían con la gente que se subía a los barcos mercantes para viajes interminables. Su primer trabajo en la marina mercante, que arrancó el 30 de abril, duró poco, porque su primer viaje en un carguero se vio interrumpido por una apendicitis. Luego de ser operado y ser dado de alta, se reunió con la tripulación del Clarence B. Randall y sólo duró hasta el 14 de junio, cuando se emborrachó y se peleó con un oficial. Fue bajado del barco al día siguiente.
Durante la semana siguiente se quedó en Saint Elmo, una de los "barrios" de Chicago. Pasó un tiempo con una enfermera que conoció en su estadía en el hospital, que lo ayudó en Michigan con 80 dólares para volver a Chicago con su hermana. Su cuñado Gene no perdía la fe pero que lo llevara al Sindicato Marítimo Nacional (hoy extinto) para buscar trabajo fue crucial para el desenlace final de Speck. Ese sindicato estaba a escasos 150 metros de donde residían las 8 enfermeras después asesinadas por Speck, en la 100th Street, en el "barrio" Jeffery Manor, en Deering, Chicago.
Otro momento clave fue el 8 de julio cuando su cuñado nuevamente lo llevó al mismo lugar y Speck estuvo a punto de embarcarse hacia Vietnam en un buque de carga, lo cual habría cambiado el destino de las 8 chicas asesinadas en el mismo día. No logró el trabajo que consiguió alguien con mayor experiencia y estuvo boyando de trabajo frustrado en trabajo frustrado, y de bar en bar, de alojamiento de mala muerte en alojamiento de mala muerte hasta el 13 de julio, cuando en esas recorridas de bar en bar abordó a Ella Mae Hooper, una mujer de 53 años, la llevó a su habitación en el Shipyard Inn, la violó y le robó una pistola calibre 22. Después de comer y alcoholizarse nuevamente, salió vestido totalmente de negro, con una navaja y el arma que había robado, caminó 2.4 km al Oeste en 100th Street hasta la casa de las enfermeras.
Ocho desafortunadas estudiantes; una sobreviviente
A las 11 del 13 de julio irrumpió en la casa de las enfermeras. Entró y usando sólo un cuchillo, mató a Gloria Davy, Patricia Matusek, Nina Jo Schmale, Pamela Wilkening, Suzanne Farris, Mary Ann Jordan, Merlita Gargullo y Valentina Pasion.
Speck contaría luego que ya estaba borracho y drogado, y que sólo había planeado cometer un robo pero se descontroló. Dijo no recordar nada de la escena, que era un baño de sangre por todos lados. Mantuvo a las mujeres en la casa durante horas, llevándolas una por una; a la primera la violó y la estranguló hasta matarlas; a otras las acuchilló.
Corazón Amurao escapó de la muerte porque se escondió debajo de la cama mientras Speck estaba fuera de la habitación donde las mantenía a todas y nunca se dio cuenta. Quizás de tanto ir y venir sabía que vivían 8 mujeres en la casa, y no que había una novena. Quizás perdió la cuenta por la borrachera pero ni siquiera se dio cuenta que faltaba la que le había abierto la puerta. Amurao permaneció oculta hasta las 6 de la mañana.
Te puede interesar: El caso de la escribana encerrada en una caja fuerte tras ser ahorcada
La investigación dio con las huellas de Speck, que estaban por todos lados. También lo "mandó al frente" un vagabundo con el que había estado bebiendo el 15 de julio. Claude Lunsford reconoció el boceto del asesino en el diario y llamó a la policía después de hallar a Speck en la habitación del hotel de mala muerte en el que se alojaba.
Speck intentó más tarde suicidarse, aunque lo negara diciendo que había sido una pelea y que había matado a un hombre negro. Fue llevado al hospital del Condado de Cook donde un médico, LeRoy Smith, reconoció el tatuaje que había dado Amurao como referencia a la policía y que había sido replicado por los diarios ("Born To Raise Hell", nacido para desatar el infierno) y fue arrestado de inmediato.
Debido a preocupaciones de la policía por un caso que había derivado en que condenas de varios criminales confesos fueran revocadas, Speck ni siquiera fue interrogado durante tres semanas después de ser detenido.
Juicio y condena
El juicio de Speck comenzó el 3 de abril de 1967 en Peoria, Illinios, a 3 horas de Chicago, una de las ciudades más grandes de Estados Unidos, tratando de alejar a la prensa del lugar, que encima tenía una orden de "mordaza".
Richard Speck fue identificado por la estudiante de enfermería sobreviviente, "Cora" Amurao, quien se levantó de su asiento y caminó hasta estar frente al asesino y, prácticamente tocándolo, dijo "él" a la pregunta de si podía identificar al asesino en la sala.
Apenas 12 días después y con sólo 49 minutos de deliberación, el jurado encontró a Speck culpable y recomendó la pena de muerte, sentencia que el juez Herbert J. Paschen hizo efectiva el 5 de junio, con lugar a la apelación correspondiente, la cual derivó en la suspensión de la silla eléctrica y el cambio por la perpetua, "de 400 a 1.200 años".
Las confesiones de Speck
Previo al juicio, Speck le había confesa los crímenes al doctor LeRoy Smith, que lo había entregado a la policía. Este no testificó en el juicio porque no hacía falta con el testigo ocular.
En 1978 Richard Speck aceptó la única entrevista con un periodista. Fue con Bob Greene, del Chicago Tribune. Ante él confesó los asesinatos por primera vez en público.
Diez años más tarde, en un video realizado por presos en el Centro Correccional de Stateville, relató los brutales asesinatos en detalle, aunque más tarde afirmó que estaba drogado. Incluso este video llegó a la TV de Chicago en 1996, de la mano del conductor Bill Kurtis que jamás reveló su fuente y sólo dijo que había sido un abogado "anónimo".
Primer libro, de entrada nomás
En el pre-juicio se habían designado doctores para ver si realmente Speck era competente para ser juzgado y se determinó que no estaba loco al momento de los asesinatos. El doctor Marvin Ziporyn, que lo trató, aseguró que tenía un profundo amor por su familia, pero una personalidad obsesiva compulsiva y una actitud que lo llevaba a ser agresivo con las mujeres.
Ziporyn sostuvo que Speck veía a las mujeres "como santas" hasta que se sintió traicionado de alguna manera por ellas (quizás cuando su esposa le pidió el el divorcio y volvió a casarse a los días), lo cual llevaba a su hostilidad hacia el sexo opuesto; entonces el doctor de la cárcel del condado de Cook aseguró que era "competente" para ser juzgado "pero estaba loco al momento de los 8 asesinatos, debido a los efectos del consumo de alcohol y drogas" debido a un "síndrome cerebral orgánico".
Te puede interesar: El relato del terror de una mujer abusada por un Pai Umbanda
Nunca declaró en el juicio, debido a que tanto la defensa como la fiscalía acordaron que no declarara, debido a que se enteraron de que estaba por publicar un libro, que finalmente vio la luz en el verano de 1967 y que fue el primero que retrató a Richard Speck, "Cómo soy realmente" se tituló, que había sido autorizada en "tres renglones" por el asesino, ladrón y violador.
Justamente el juicio se demoró por esto y por un sinfín de teorías erróneas sobre enfermedades mentales que fueron descartadas con el tiempo y no valen la pena mencionar.
Su vida en la cárcel, ¿purga o un "viva la pepa"?
La vida de Speck en la cárcel tuvo de todo y tampoco podría salir de la mente de algún libretista de películas, novelas o series. En un video solamente se veía su accionar diario. En Stateville se lo apodó "Birdman", porque guardaba un par de gorriones que habían volado hasta su celda.
Primero disfrutaba de buena música, en soledad, y tenía además de la compañía de sus gorriones, una colección de estampillas. Pero lejos estaba de ser un preso "modelo", según las declaraciones del director de la penitenciaría.
A menudo lo agarraban con drogas o alcohol destilado. El castigo por ello, jamás lo detuvo. "Estoy acá por 1.200 años, ¿cómo me voy a meter en problemas?", le dijo a Bob Green, algo que publicó en el libro de 1983 el periodista que lo entrevistó para el Chicago Tribune.
Justamente detestaba a los periodistas y esa fue la única entrevista que dio, además de los dos agentes del FBI que lo interrogaron con fines "científicos".
Dijo que tenía planeado salir de prisión en el año 2000 (algo que nunca pasó) y poner una cadena de supermercados. Cuando Greene le preguntó si se comparaba con los asesinos famosos como John Dillinger , él respondió: "Yo, no soy como Dillinger ni nadie más. Soy un monstruo".
En esa entrevista afirmó que no sintió nada cuando mató a las enfermeras. "Se sintió como nada… -relató- lo siento mucho. Por esas chicas, por sus familias y por mí. Si tuviera que volver a hacerlo, sería un simple robo. A la gente sólo dile que mantenga su odio por mí. Se que eso les hace mantener su moral arriba. Y no sé qué harían sin eso".
El agente del FBI John E. Douglas cuenta en MindHunter, el libro, un incidente con un gorrión que había cuidado después de que llegara a su celda lastimado. Cuando un guardia le dijo que no se podían tener mascotas, lo arrojó a un ventilador, mostrando lo que verdaderamente era Richard Speck. "Si no puedo tenerlo, nadie puede", le dijo al guardia.
En el video difundido en 1996 en la TV de Chicago, el conductor Bill Kurtis señaló las escenas explícitas de sexo, uso de drogas y dinero que los prisioneros de Stateville tenían, en un viva la pepa generalizado que motivó investigaciones por parte de autoridades políticas.
A los presos, obviamente, poco y nada les importaba ser atrapados haciendo lo que hacían dentro de una de las peores cárceles de Estados Unidos. No tenían nada más que perder y no temían ser "atrapados" porque ya estaban privados de su libertad; en el centro de la acción estaba Speck, practicando sexo oral a otro preso, compartiendo una gran cantidad de cocaína con otro recluso, desfilando en bragas de seda, luciendo senos femeninos (supuestamente crecidos usando tratamientos hormonales de contrabando) y alardeando: "Si supieran cómo me estoy divirtiendo, me liberarían".
Desde detrás de la cámara, un prisionero le preguntó a Speck si había matado a las enfermeras. Speck respondió: "Claro que sí". Cuando se le preguntó por qué, Speck se encogió de hombros y dijo en tono de broma: "Simplemente no era su noche". Cuando le preguntaron cómo se sentía acerca de sí mismo en los años posteriores, dijo: "Como siempre me sentí … no tuve sentimientos. Si me preguntas si lo siento, no".
Así, mostraba que la entrevista con Green para el Chicago Tribune había sido una puesta en escena, por más que declarara luego que durante el video estaba drogado y alcoholizado.
También describió en detalle la experiencia de estrangular a alguien: "No es como la televisión … lleva más de tres minutos y tienes que tener mucha fuerza".
Un sinfín de "viva la pepa" en la cárcel de un asesino, inescrupuloso y violador, que después sería "homenajeado" y "recordado" en la pantalla grande y en la pantalla chica por una cantidad increíble de películas, series y también en la literatura, pero esa, esa es otra historia.