Que este verano sea más lluvioso que otros trae aparejados aspectos positivos para Mendoza en términos hidrológicos, ya que en plena crisis hídrica mayores precipitaciones implican un aumento de los volúmenes de agua en ríos y embalses.
En tal sentido, el Departamento General de Irrigación, que produce una síntesis de la situación hídrica de las cuencas provinciales, describió oportunamente que la temporada de nieve pasada y el aumento de lluvias justifican el crecimiento de los caudales respecto del promedio histórico.
El saldo negativo es que debido a las tormentas muchas familias debieron ser evacuadas en distintos momentos. Asimismo, tanta agua resulta perjudicial para la producción agrícola debido a que aumenta la aparición de enfermedades relacionadas a la humedad. A esta dificultad deben sumarse las inmensas pérdidas que ha ocasionado el granizo para los productores agropecuarios.
Paralelamente las precipitaciones han generado un alto nivel de turbidez del agua, dificultando en varias oportunidades el proceso de potabilización.
Al mismo tiempo muchos caminos de tierra han quedado devastados o "borrados del mapa", al igual que gran parte de la infraestructura vial en alta montaña producto de los aludes.
Infinidad de calles urbanas ya deterioradas han quedado repletas de socavones y se hace muy peligroso circular.