La onda expansiva que genera el aumento de la pobreza provoca efectos muy dolorosos a nivel social.
Así, mientras más aumentan la indigencia y la desocupación, más crecen la violencia intrafamiliar, el abandono y el descuido, que en términos institucionales se denomina falta de cuidados básicos.
Esta es la situación por la que pasan 539 chicos mendocinos, que son los que hoy están internados en hogares de la DINAF (Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia). Durante 2017, ese número era 40% inferior (la cantidad de chicos institucionalizados rondaba los 320).
Así lo indicó la directora de Cuidados Alternativos de la Subsecretaría de Desarrollo Social, María Belén Canafoglia.
La funcionaria explicó que si bien se han incrementado los casos de agresividad en el interior de los hogares, la falta más grave que se comete contra los niños es el abandono. Abandono que se concreta en no llevarlos al médico, no alimentarlos, no higienizarlos, dejarlos solos en la casa o, al contrario, no saber dónde están. Muchos viven de la mendicidad, enviados por los adultos y otros directamente lo hacen para sobrevivir. Todos son menores de 16 años.
Según Canafoglia, el 70% de esos niños vuelven a la familia biológica porque después de trabajar con los padres o adultos responsables, las conductas se modifican y los chicos son reinsertados. Sin embargo, hay un 30% que no regresa, y comienza el lento recorrido hacia la posibilidad de tener una familia adoptiva.
Un convenio para agilizar
Este camino puede ser muy penoso para los chicos. Es lo que la Justicia y el Ejecutivo quieren cambiar. Por esto es que ayer se firmó un convenio en el que participó parte de la Suprema Corte Provincial y la ministra de Salud, Desarrollo Social y Deportes, Elisabeth Crescitelli. El protocolo que se firmó ayer entre el Poder Judicial y el Ejecutivo busca determinar qué pasos debe cumplir cada entidad para que no se superpongan las tareas, no se repitan estudios, pericias y entrevistas y esto contribuya a que el trámite pueda agilizarse y concretarse en menos tiempo.
¿Qué pasa con las adopciones?
Verónica Gutiérrez, coordinadora del Registro Único de Adopciones (RUA) de la provincia, contó cómo es actualmente el proceso de adopción en la provincia y cuál es la situación real, tanto de chicos en estado de adoptabilidad como de quienes quieren formar con ellos una familia.
Actualmente en Mendoza hay 79 niños en estado de adoptabilidad (es decir que tienen sentencia dictada por un juez) y si bien es cierto que en el registro hay 580 personas interesadas en adoptar, también lo es que el 80% de ellas busca niños de entre 0 y 3 años. Y sólo el 7% de los chicos que ya pueden ser adoptados cumplen ese requisito. Los demás son mayores de 10 años y muchos de ellos sufren alguna discapacidad. La coordinadora explicó que si bien ese 20% que acepta chicos más grandes y con alguna dificultad física o psíquica parece escaso, antes ese número era mucho menor: 2% o 3%.
Esto cambió, según contó Gutiérrez, porque se hizo un gran trabajo interno con los pretensos adoptantes, contándoles los casos de niños que se encontraban en el registro y que por su edad, discapacidad, o bien por pertenecer a grupos de hermanos, no llegaban a integrar una nueva familia.
Cómo es el proceso
Las críticas hacia el sistema de adopción son muchas, pero el proceso tiene instancias que conviene saber para entender cómo funciona.
En primer lugar, cuando un niño entra en un hogar, con una medida de excepción, lo primero que se intenta es revincularlo a su familia de origen. Se trabaja 180 días para cumplir este objetivo. Si no hay cambios, la DINAF pide al juez que se determine el estado de adoptabilidad y allí comienza la etapa judicial, que es la que las nuevas leyes buscan, por todos los medios, agilizar.
Adopciones: casi dos años de espera
Una de las situaciones que más se buscan subsanar es que los niños no transcurran tanto tiempo en un hogar antes de poder vincularse con una familia que pretende adoptarlos. Maria Belén Canafoglia, directora de Cuidados Alternativos, explicó que, en promedio, desde que la DINAF informa que no se pudo concretar la revinculación con la familia biológica hasta que el juez dicta el estado de adoptabilidad pueden pasar entre 11 y 15 meses. A ese tiempo hay que sumarle el que se trabaja con la familia biológica: 6 meses más. Es decir que en promedio, pasan cerca de 21 meses esperando que comience la vinculación con la familia adoptante.
El protocolo que se firmó ayer entre los poderes Ejecutivo y Judicial busca también cambiar esta instancia.
"El objetivo -explicó la coordinadora del RUA, Verónica Gutiérrez- es que se visibilice al niño a lo largo de todo el proceso, que tenga un álbum de recuerdos, sus fotos de cumpleaños, cuáles son sus gustos e intereses, si tiene alguna persona con la que haya creado lazos y que quiera seguir viendo", manifestó la funcionaria.