Los uniformados comenzaron a ser agredidos con piedrazos y botellazos por los lugareños, por lo que utilizaron armas de disuasión para calmar el panorama. Tras el episodio, se registraron algunos daños menores en los patrulleros y César Olguín manifestó haber recibido un piedrazo que le produjo una lesión en su codo derecho.
El uniformado estuvo de licencia durante un mes e inició un reclamo ante la aseguradora de riesgos del trabajador (ART) Provincia, donde obtuvo una indemnización de $170.328 por una incapacidad permanente.
Giro en la causa del policía que simuló una herida
El 28 de enero, Olguín se reincorporó a sus funciones sin imaginarse lo que vendría. Es que la Inspección General de Seguridad (IGS) inició una investigación administrativa de oficio, tal como ocurre en todos los episodios donde policías o penitenciarios sufren lesiones. Desde ese organismo detectaron un detalle que se convirtió en clave: las cámaras de seguridad no respondían a la misma versión que aportó el policía.
En las grabaciones captadas por las cámaras que tiene la movilidad policial se pudo apreciar que Olguín no recibió un piedrazo sino que fue su compañero, Alzaá, quien lo golpeó intencionalmente con la culata de un arma larga para generarle la lesión. Ambos habían mentido, por lo que fueron cesanteados de la fuerza policial.
Este es el video que se utilizó como prueba:
Los uniformados no solamente perdieron su trabajo, sino que se inició una investigación penal donde el fiscal departamental Javier Giaroli los imputó por el delito de estafa y este martes fueron encontrados culpables.
Olguín y Alzaá, ahora devenidos en taxista y plomero, fueron sentenciados a 8 y 5 meses de prisión en suspenso, respectivamente.