A lo largo de su vida judicial, Paloma León Araya (53) ha escuchado en 3 ocasiones cómo la declaran culpable de distintos delitos vinculados al proxenetismo y la violencia. Ahora, la Justicia unificó todas esas penas y dictó una sentencia única contra la mujer transexual.
Una transexual condenada por trata de personas y extorsión a prostitutas deberá cumplir 8 años detenida
La Justicia logró unificar las 3 sentencias que tiene en su contra Paloma León Araya (53)
Paloma León Araya es una mujer transexual que, a fuerza de violencia, manejaba la prostitución de otras mujeres en las inmediaciones de la Costanera. Esos años de mundo oscuro la llevaron a ser condenada en 3 causas, 2 en la Justicia provincial y la restante en el ámbito Federal.
En los últimos días, la jueza Mónica Romero recibió las 3 sentencias que había en contra de la mujer transexual y unificó todas las penas en un total de 8 años de cárcel que continuará cumpliendo en el complejo carcelario de Almafuerte II, ubicado en Cacheuta.
En el ámbito provincial, la proxeneta fue encontrada culpable de tentativa de extorsión y 2 robos agravados. En tanto que la causa federal la sentenció por trata de personas a fines de 2022.
Trata de personas, amenazas y violencia
En diciembre de 2020 una llamada anónima a la línea 145, del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, denunció que Paloma León explotaba a mujeres transexuales y hasta a menores de edad en la zona de San José cercana a la Costanera.
Los investigadores policiales detectaron los movimientos típicos de prostitución que encabezaba Paloma León, quien tenía como sede operativa un departamento con habitaciones para los servicios sexuales y una terraza para vigilar el movimiento callejero de las víctimas. Las escuchas telefónicas le dieron fuerza a la pesquisa.
La idea era captar a mujeres transexuales o travestis en situación de vulnerabilidad y ofrecerles trabajo sexual las zonas que dominaba Paloma León: San José, la Cuarta Sección Este y una parte del carril Rodríguez Peña que llamaba "La Ruta". La proxeneta les ofrecía seguridad.
Pero a cambio debían pagar una "plaza" para que las dejaran trabajar en la vía pública. También los clientes podían utilizar una de las habitaciones del departamento de Paloma León, previo pago de $300, y además la acusada cobraba el servicio. Los primeros días de cada mes se realizaba una reunión para ordenar las cuentas y pagar lo correspondiente. Las que faltaban a esa cumbre luego debían rendir una multa de 10 mil pesos.
Paloma León aprovechaba las adicciones de las víctimas adicciones para venderles drogas. En algunas escuchas telefónicas se hablaba de una travesti que debía pagar $300 mil y en otras de préstamos o dinero de ANSES de las trabajadoras que se dejaba.