Mientras que en la Justicia Federal de Santa Fe miran con ojos de preocupación cómo el narcotráfico penetra en los establecimientos penitenciarios y logró que los presos por ese delito continúen digitando el negocio de las drogas desde la cárcel, en el fuero de la Justicia provincial salió a la luz un episodio que permitió entender cómo el uso de teléfonos ya complica hasta la tramitación de los juicios orales y públicos.

Así se comprobó esta semana, cuando en el ocaso de un juicio, por un crimen ocurrido en 2015 en la ciudad de Recreo, se reveló que el propio imputado había utilizado un teléfono desde el penal de Las Flores para impedir que un testigo clave de esa causa se haga presente en el debate en el que fue juzgado.

Se trata de Francisco Vedia, un joven de 25 años, que se encontraba con prisión preventiva, desde septiembre del 2015, luego de haber ingresado a una obra en construcción con dos muchachos no identificados y ultimar de cinco balazos a Mauricio Uviedo, un albañil de 21 años, oriundo de Ángel Gallardo, para robarle la moto.

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En la mañana del pasado viernes, Vedia fue condenado a 15 años de prisión efectiva por un tribunal conformado por los jueces Octavio Silva, Jorge Pegassano y Néstor Pereyra, quien ofició como conjuez. La pena impuesta fue inferior a la que habían solicitado tanto los fiscales Jorge Nessier y Ana Laura Gioria y el querellante, José Mohamad, cuyo monto era de 20 años de condena.

"Si el Brian no se presenta, a mí me tienen que largar... ¿entendés?", le dijo el imputado en una conversación mantenida a las 11.49 del viernes 27 de abril, minutos después de la audiencia de juicio. Las escuchas, realizadas mediante la modalidad de "escucha directa", fueron solicitadas por Nessier y aceptadas por el juez Eduardo Pocoví.

En las mismas, los fiscales del caso pudieron develar la misteriosa ausencia de un testigo clave en el caso, Brian A., quien había sido solicitado por la Fiscalía para que brinde su testimonio ante el tribunal ya que había presenciado el crimen. El 26 de abril pasado no compareció. Al día siguiente, tampoco fue y se esperó hasta el miércoles de esta semana pero nunca apareció por tribunales.

Fue aquel día en que se reveló que el hermano de Brian A. mantuvo dos diálogos con el imputado, el cual le indicó que debía hacer desistir a su hermano de que vaya a declarar al juicio. Así lo consignaron las escuchas interceptadas por la Justicia:

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Vedia: —Escuchá... te va a preguntar... escuchá... escuchame vos a mí... Vos sé más vivo que él... Él (por el fiscal) les va a preguntar más o menos dónde él puede andar... No, no sabemos nada... Así nomás, cortita.

Hermano del testigo: —Ahá.

Vedia: —¿Entendés? No te dejes "sicologear", no te dejes "sicologear" porque él ahora te va "sicologear"... ¿entendés?

Hermano: —No... presentalo porque si no queda preso.

Vedia: —No, mentira. Él no se presenta el miércoles y yo se lo gano al juicio. Me voy el viernes. ¿Entendés?

Si bien la condena se logró, y no conformó para nada a los familiares de Uviedo, el juicio destapó cómo el uso de celulares perjudicó a la administración de justicia, algo que al menos desde que se inició el actual Código Procesal Penal, no se había registrado o por lo menos ventilado en un juicio oral y público.

En qué momento llamó

Al respecto, el fiscal Nessier indicó que a raíz de la situación comenzó una investigación para determinar cómo el imputado logró hacer los llamados. "Más allá de lo que implicó presentar esa evidencia y prueba en el juicio, se han dispuesto las medidas de investigación tendientes a establecer concretamente las responsabilidades que puedan emerger en el sentido de que una persona, privada de su libertad, en medio de un juicio, prácticamente en forma inmediata a la realización de una audiencia en este tribunal, mantenga contacto con personas allegadas a uno de los más importantes testigos", explicó el funcionario judicial.

Sus dichos fueron realizados tras conocerse la sentencia del tribunal, que si bien el fallo no ordenó que se realice una investigación sobre esa llamativa situación, Nessier aclaró que el interno se encontraba en la sala de presos del tribunal y fue trasladado en algún momento hasta la Unidad de Las Flores donde se encuentra alojado. "Estamos tratando de establecer en qué momento se realizó la comunicación: si estaba en el tribunal o si ya se encontraba en camino al penal", dijo el funcionario.

"Concretamente no hubo una amenaza pero había, indudablemente, una situación que estamos viendo si tenía que ver con una imposición de temor hacia los familiares o algún tipo de connivencia para que el testigo no se presentara", concluyó el fiscal.

Cuando la cadena no se corta

En la órbita de la Justicia federal, observan cómo el narcotráfico presenta un nuevo fenómeno y es que los presos condenados o procesados por ese delito continúan, en su mayoría, organizando o digitando el negocio de drogas desde dentro de los penales en donde se encuentran alojados.

"Hace unos días se condenó a Basimiani por manejar el negocio de la droga dentro de la cárcel y yo ahora estoy haciendo en este momento la elaboración de un dictamen con un clan familiar del norte de la ciudad que estaba en una situación muy parecida", dijo en una entrevista a UNO Santa Fe el fiscal Walter Rodríguez, al analizar la nueva situación que se da en torno al delito del narcotráfico.

Y como prueba para fundamentar ello, el pasado 25 de abril, el empresario de la movida tropical de Santa Fe fue condenado a 13 años de prisión efectiva por regentear el negocio de las drogas, pero esta vez por hacerlo desde el penal de Coronda a través del uso de un teléfono.

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José Busiemi/ UNO Santa Fe
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