No fue una audiencia más de prisión preventiva, como hay diariamente en el edificio del Poder Judicial. En el banquillo de acusados estaba Gil Pereg (36), el acusado por uno de los hechos policiales más resonantes de los últimos años: el doble crimen de las israelíes Pyrhia Saroussy (63) y Lily Pereg (54).
La jornada empezó con las típicas preguntas sobre datos personales que los jueces hacen a los imputados. "¿Nombre?", "Floda", "¿Cómo?", "Floda Reltih". Ese fue el primer intercambio entre el acusado y el magistrado Sebastián Sarmiento. Gil Pereg se refirió a sí mismo con el nombre ficticio que utilizaba hace 10 años cuando llegó a Mendoza, el cual leído al revés forma Adolf Hitler.
Ante la consulta del juez sobre si ese era la identidad en su documento, el sospechoso contestó que era Gil Pereg pero que nunca lo utilizó.
"No me acuerdo" contestó sistemáticamente ante las preguntas sobre su edad, fecha y lugar de nacimiento. "No estoy seguro si nací en Israel", agregó después.
Cuando Sarmiento le preguntó sobre su lugar de domicilio señaló el predio ubicado en calle Roca al 6087 de Guaymallén -donde se encontraron los cuerpos de las víctimas- y aseguró que allí tiene 37 hijos, en referencia a sus mascotas.
También se describió como comerciante, aunque detalló que "mis negocios no fueron bien y vivía de la plata de mi mamá".
Pero lo más relevante de todo surgió en un cuarto intermedio, cuando el hombre se paró del asiento y comenzó a orinarse encima. El juez consultó qué pasaba y los agentes penitenciarios refirieron a que estaba descompuesto, por lo que el magistrado le ofreció ir al baño. "No, ya salió todo", contestó Pereg.