A una semana de haber recibido la prisión preventiva por el asesinato de su madre Pyrhia Saroussy (63) y su tía Lily Pereg (54), el israelí Gil Pereg (36) apeló la medida. Además planteó otra lucha judicial ante la negativa de la fiscal de poner un perito psiquiatra.

El lunes pasado, los abogados defensores Maximiliano Legrand, Lautaro Brachetta y Marcos Segovia presentaron el escrito apelando la prisión preventiva que dictó el juez Sebastián Sarmiento hace una semana.

Los letrados insisten en que Gil Pereg debe recuperar su libertad u obtener prisión domiciliaria ya que no existe riesgo de fuga porque no tiene dinero y tiene un fuerte arraigo en sus "37 hijos", tal como el imputado define a sus gatos.

Ahora será un Tribunal Penal Colegiado quien tenga la palabra final sobre ese punto, aunque la audiencia oral para discutirlo todavía no tiene fecha.

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De todas formas, las partes se volverán a sentar ante el juez Alfredo Sarmiento en la mañana del próximo miércoles. Esto es porque los abogados defensores plantearon una ocurrencia para poder poner un perito de control en el examen pisquiátrico.

Fuentes judiciales comentaron que la fiscal de Homicidios Claudia Ríos les había negado esta posibilidad por ser extemporánea. Cuando el estudio de abogados tomó el caso la magistrada les dio 24 horas para presentar los peritos de parte. Los defensores lo hicieron para el examen psicológico pero no alcanzaron a conseguir un psiquiatra.

Si bien la fiscal ya recibió un adelanto del informe psiquiátrico, las entrevistas todavía se están realizando y de hecho son las últimas medidas de prueba que restan en el expediente.

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Los peritos de parte no pueden emitir su opinión en los informes pero sí están presentes y controlan el accionar de los profesionales del Cuerpo Médico Forense (CMF).

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El hecho

Las hermanas Saroussy y Pereg llegaron a Mendoza el 11 de enero pasado para visitar al hijo de Saruossy, Nicolás Gil Pereg -así se hacía llamar-, quien vive en la provincia desde hace diez años aproximadamente. Al día siguiente se reunieron con el hombre y los tres fueron juntos hasta el lugar donde vivía en condiciones de poca higiene: un predio ubicado en las inmediaciones del cementerio de Guaymallén. Desde ese momento, no fueron vistas nunca más.

Gil Pereg fue sospechoso por su extraño modo de vida - como un marginal pero tenía 3 millones de pesos en su domicilio-, aunque nunca se pudieron encontrar pruebas para vincularlo. La Justicia investigó el caso como una "averiguación paradero" hasta el 25 de enero cuando un cotejo con una mancha hallada en su domicilio determinó que era sangre de las víctimas. Esa misma jornada fue detenido y al día siguiente se encontraron los cuerpos.

Lily Pereg, quien era docente de microbiología en Australia, fue ultimada de tres disparos. En tanto, la madre del acusado fue estrangulada. Ambas fueron empaladas con un hierro de construcción cuando ya estaban sin vida.

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