"Quiero dejar en claro que yo no maté a Julieta González". Con esta declaración de Andrés Di Césare (26), terminó la etapa testimonial en el juicio en su contra por el asesinato de la joven de 21 años ocurrido hace casi 3 años.
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En horas de la tarde de este martes se tomaron las últimas declaraciones en el juicio. Sin dudas, la más importante fue la del joven que arriesga una pena a prisión perpetua por el femicidio. "No tengo motivos para haberla matado ni para cometer un hecho tan atroz. Tampoco soy un asesino", manifestó.
El joven relató que conocía a la víctima fatal desde agosto de 2016, cuando establecieron amistad en la red social Facebook. Pese a que ambos tenían parejas estables, un día se reunieron: "Fuimos a tomar, tuvimos relaciones sexuales y nada más. Nunca tuve nada formal con ella. Fue algo casual".
Esta idea busca desacreditar el agravante del vínculo que estableció la fiscal de Homicidios Claudia Ríos durante el juicio oral y público.
Sobre el día de la desaparición de Julieta, el 21 de septiembre de 2016, manifestó que "estuve con ella a la tarde. Después de discutir la dejé a dos cuadras de su casa entre las 19 y las 19.30. Nunca más volví a saber sobre ella. Me fui a mi casa y no volví a salir".
En esa misma sintonía declararon al comienzo de la jornada su madre, Mabel Meli (63); su padre, el empresario del transporte Andrés Di Césare; y su primo. Los tres testigos dijeron, palabras más palabras menos, que esa noche cenaron lasagna en el domicilio familiar.
El acusado también negó haber realizado las búsquedas que se encontraron en su teléfono celular referentes a las formas de desaparecer un cadáver o si un feto perdura vivo en una mujer muerta.
Por último, decidió no responder las preguntas que realizó la fiscal Ríos por consejo de sus abogados defensores, aunque sí recordó que la última vez que vio a Julieta tenía puesta una camisa blanca.
El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta este miércoles a las 15, cuando comenzará la etapa de alegatos, donde cada parte sugerirá una sentencia al Tribunal.
Discusión, golpe y muerte
Julieta González, con quien el acusado mantenía una relación informal, desapareció en la tarde de 21 de septiembre de 2016 y su cadáver fue hallado golpeado y maniatado en Cacheuta, cerca del penal de Almafuerte, cinco días después.
Para los investigadores, la víctima fatal le había dicho que estaba embarazada de él, aunque mintió. Durante la investigación se hallaron rastros genéticos de Di Césare debajo de las uñas de la joven, lo que indica que ella se defendió ante el ataque.
La muerte de Julieta González es el único de los tres femicidios ocurridos en esa semana trágica de septiembre de 2016 que resta resolver ya que los casos de Janet Zapata (29) y Ayelén Arroyo (19) tienen a sus asesinos condenados.