Cuando todo hacía pensar que este viernes sería una de las últimas jornadas del juicio por el femicidio de Julieta González (21), la Fiscalía mostró un as bajo la manga y agravó la acusación contra Andrés Di Césare (26).

Todo estaba previsto para que declarara el último testigo del expediente -un forense que analizó la necropsia- y el debate ingresara en la recta final. Se trata de los alegatos, donde cada parte argumenta su postura y sugiere al Tribunal el fallo que debe dictar.

Pero antes de ese paso, la fiscal de Homicidios Claudia Ríos tomó la palabra y manifestó que realizará un cambio en la acusación. Basada en los testimonios del entorno de la víctima fatal y los datos obtenidos de los teléfonos celulares del acusado, añadió el agravante del vínculo.

Di Césare había llegado a juicio imputado por homicidio agravado por violencia de género, pero ahora también se entiende que tenía una relación de pareja con la víctima. En la práctica no varía mucho: en caso de ser encontrado culpable recibirá la pena de prisión perpetua.

Por otro lado, Ríos también modificó los hechos que se le acusan a Di Césare y estableció que Julieta González fue ultimada el mismo 21 de septiembre que desapareció. Hasta hoy, no era precisa la fecha en que había perdido la vida -su cadáver fue hallado el 26 de septiembre-.

Para la magistrada, el joven mató a su novia en el vehículo Ford Fiesta en el cual circulaban tras haberla recogido por calles Matienzo y Padre Vázquez, en Maipú, cerca de las 18.40 de esa jornada.

Con este nuevo cambio, los abogados defensores solicitaron un cuarto intermedio para analizar la nueva situación y planear su estrategia de cara a los alegatos, que se realizarán en las próximas semanas.

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Discusión, golpe y muerte

Julieta González, con quien el acusado mantenía una relación informal, desapareció en la tarde de 21 de septiembre de 2016 y su cadáver fue hallado golpeado y maniatado en Cacheuta, cerca del penal de Almafuerte, cinco días después.

Para los investigadores, la víctima fatal le había dicho que estaba embarazada de él, aunque mintió. Di Césare había buscado en su teléfono celular cómo deshacerse de un cadáver y si un feto perduraba para realizar un cotejo de ADN. Incluso hallaron sus rastros genéticos debajo de las uñas de la joven, lo que indica que ella se defendió ante el ataque.

El imputado declaró en la causa y admitió haber protagonizado una discusión con González, a quien golpeó en la nariz, pero luego se retiró y nunca más fue vista con vida.

La muerte de Julieta González es el único de los tres femicidios ocurridos en esa semana trágica de septiembre de 2016 que resta resolver ya que los casos de Janet Zapata (29) y Ayelén Arroyo (19) tienen a sus asesinos condenados.