Lleva casi seis meses internado, bajo custodia de penitenciarios para garantizar la seguridad de los profesionales que lo asisten, como también la de los demás pacientes y la de sí mismo.
A mediados de noviembre habrían comenzado algunos problemas, cuando Gil Pereg le habría dicho a los gritos a un paciente que se quitara la vida así dejaba el sufrimiento atrás, por lo que se encendieron todas las alertas.
Luego, tuvo otras actitudes, como negarse a tomar la medicación que le corresponde y poco después, se escuchó nuevamente que le decía a su compañero que se suicidara.
Debido a esto, el paciente que habría sido instigado a quitarse la vida estaba en crisis, por lo que debieron tomar medidas necesarias para evitar que lo hiciera.
Ahora la Justicia pedirá informes complementarios para evaluar la compleja situación de Gil Pereg y en base a eso podría resolver si es necesario que regrese al penal.
Desde que quedó detenido en 2019, cuando se encontraron los cuerpos de su madre y su tía enterrados en el predio del israelí, estuvo alojado en una celda del penal San Felipe, en Capital, donde realizó todo tipo de cosas extrañas, como negarse a estar vestido, romper la ropa, comportarse como un gato cuando los penitenciarios debían trasladarlo, no bañarse, y también defecar y escribir en las paredes, entre otras situaciones muy complejas.