Nicolás Gil Pereg está El Sauce. El viernes fue trasladado desde el penal de San Felipe al hospital psiquiátrico, al pabellón judicial. El israelí, que en abril cumplió 39 años, será tratado allí aunque por se desconoce por cuánto tiempo mientras se espera que se inicie el juicio en su contra, por estar acusado del homicidio de su madre y de una tía.
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Síndrome obsesivo compulsivo y síndrome psicótico en estudio es el diagnóstico con el que ingresó al sanatorio ubicado en Guaymallén. Llegó allí luego que desde la Justicia se le diera lugar a un pedido de la defensa del imputado.
Desde no querer usar ropa, maullar como un gato, negarse a bañarse e higienizarse, declararse como un gato salvaje y defecar como tal dentro de su celda, escribir las paredes de su celda con su propia materia fecal, y asegurar que un gato de más de 500 años llamado Badjus lo visita en su celda, son algunas de las cosas que pasaron en el penal San Felipe donde está detenido desde enero de 2019.
El crimen
El 11 de enero de 2019 Nicolás Gil Pereg denunció que su madre y su tía habían llegado a la provincia, fueron a visitarlo a su predio de Guaymallén, y cuando se fueron para regresar al departamento que habían alquilado en pleno centro mendocino, no supo más nada de ellas.
Toda Mendoza estaba revolucionada por lo que pudo haberles pasado a las dos turistas israelíes, y Gil Pereg hablaba con todos los medios y contaba que había mucha inseguridad en la provincia y que temía por lo que podía haberles pasado a las mujeres.
Incluso un tío y amigos de la familia llegaron de Israel, hablaron con Nicolás, quien les aseguraba la misma versión una y otra vez.
Finalmente, a fines de enero, los dos cuerpos fueron encontrados enterrados en el fondo de la propiedad de calle Roca, frente al cementerio de Guaymallén.
La escena fue tremenda porque las mujeres habían sido asesinadas y atravesadas con hierros después de muertas. Al parecer primero habría asesinado a su tía a tiros, y luego asfixió a su madre.
Durante el proceso se conocieron detalles muy escabrosos y hasta difíciles de creer, como que pensaba inseminar a su madre para poder tener un hijo.
También quería que llevaran a sus 37 gatos a su celda, y llegó a pedir que lo encerraran en el zoológico si era necesario, pero él necesitaba estar con sus gatos, a los que los llamaba hijos.