La universidad ya había presentado una demanda por esa decisión, y un juez falló a su favor la semana pasada, bloqueando la cancelación. Pero la Casa Blanca respondió rápidamente con una nueva orden titulada “Mejorar la seguridad nacional abordando los riesgos en la Universidad de Harvard”.
Los abogados de Harvard afirmaron que esta orden fue una “evasión ilegal” de la decisión judicial previa. También solicitaron una medida cautelar para mantener activo el programa hasta que se resuelva la demanda principal.
La tensión sigue creciendo
En su presentación legal, Harvard sostiene que la medida de Trump viola la Primera Enmienda de la Constitución, la Ley de Procedimiento Administrativo y leyes migratorias vigentes. Según la universidad, la administración está usando el argumento de la seguridad nacional como excusa para una ofensiva política.
La Casa Blanca defendió la orden alegando que la universidad tiene “vínculos extranjeros preocupantes” y ha mostrado signos de “radicalismo”, lo que justificaría la restricción de ingreso para ciertos estudiantes y profesores.
Donald Trump insiste en que Harvard no coopera con su gobierno y criticó que no entregue información sobre estudiantes extranjeros. La universidad, por su parte, se mantiene firme: no permitirá que la Casa Blanca dicte cómo debe manejar su autonomía académica.