Crítica

Fue la mano de Dios: la historia del cineasta "salvado" por Diego Armando Maradona

La última película de Paolo Sorrentino, estrenada en Netflix, es un homenaje al cine, a la ciudad de Nápoles y al ídolo argentino del fútbol 

Es la película que va a representar a Italia en los próximos premios Oscar. Ganó el León de Plata-Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia y tuvo, a pesar de ser un homenaje, un litigio con Diego Armando Maradona por el nombre del filme. Estos son sólo algunos datos que rodean al estreno de Fue la mano de Dios, la más personal obra del realizador italiano Paolo Sorrentino, disponible desde el 15 de diciembre por Netflix.

El director de la serie The Young Pope y de películas como La gran belleza (2013), ya había dejado en claro su afecto por el futbolista en Juventud (2015), donde el astro era interpretado por el actor argentino Roly Serrano, sin que se lo mencionara explícitamente con nombre y apellido.

En esta ocasión demuestra que la admiración sigue intacta al referirse a Maradona en los créditos iniciales “como el mejor futbolista de todos los tiempos”. Este es el comienzo de la historia del adolescente Fabietto Schisa (Filippo Scotti) -claramente el alter ego de Sorrentino-, que vive en Nápoles en la década de 1980 con sus padres, Saverio y Maria (Toni Servillo y Teresa Saponangelo), su hermano Marchino (Marlon Joubert) y su hermana Daniela (Rossella Di Lucca), quien extrañamente siempre está en el baño y les habla detrás de la puerta. Los hombres de la familia tienen la esperanza de que Diego Maradona deje el Barcelona y llegue a jugar a su equipo, el Napoli, pero incluso entre ellos hay diferencias con respecto a si ese sueño puede convertirse en realidad o no.

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En esta primera parte del filme, la familia extendida, con tíos (sobre todo la bella tía Patrizia, interpretada por Luisa Ranieri, tan hermosa como quebrada psicológicamente), abuelos y primos, son parte del mosaico afectivo del joven Fabietto, reservado y solitario en el colegio, expectante a los placeres y descubrimientos de la vida. Y entre esos descubrimientos está el cine, con referencias a dos de las grandes influencias de Sorrentino: Federico Fellini y Antonio Capuano, presentes no sólo porque aquí aparecen filmando en Nápoles, sino también por su estética. En la escena del casting que Marchino va a hacer para un filme de Fellini, las personas que están esperando para ver al gran director de La dolce vita, son un recordatorio del vestuario, los modos y rostros de personajes que bien podrían haber estado en una de sus películas. Esta impronta “fellinesca” está presente en la filmografía de Sorrentino en mayor o en menor medida y ha logrado convertirla en una de las marcas de su propio estilo.

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La mirada nostálgica del lugar natal, en este caso Nápoles (de una belleza protagónica tanto de día como de noche) remite a la dulce melancolía de las cintas de Giuseppe Tornatore y la familia tiene el filme Erase una vez en América, de Sergio Leone, alquilada para verla. El cine citando al cine.

La superstición y los toques de surrealismo parecen confirmar lo que Fabietto afirma: “Ya no me gusta la realidad” y Sorrentino hace gala de eso al concentrarse en escenas como la inicial, donde su tía Patrizia se encuentra con San Genaro y el monjecito, quienes le auguran que podrá engendrar hijos. El director aborda la realidad con su propio lenguaje.

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Luego vendrá la tragedia personal de Fabietto, igual a la que debió afrontar Sorrentino, porque si bien es una ficción, esta es su propia historia. Este chico que observa todo en silencia, “porque sólo sabe mirar” afrontará el dolor de la pérdida y la desolación hasta encontrar una salida, entre otras cosas, en el cine.

Cuando en julio de 2020 se dio a conocer el nombre del filme Matías Morla, abogado de Maradona, analizó iniciar acciones legales por el título y la utilización de la imagen de Diego. Finalmente se entendió que la cinta no hablaba del astro futbolístico, sino que aparecía tangencialmente en la historia de esta familia napolitana y su destino de amor, desencuentros y tragedia. Y en medio de todo esto, la alegría que Maradona les supo regalar.

Entre el buen desempeño del elenco se destaca el joven Filippo Scotti, protagonista de la película, que logra profundizar en los diversos matices que su personaje requiere, desde el dolor a la perplejidad y la esperanza. Fue la mano de Dios se suma a la larga tradición del cine italiano que, en una pequeña historia arraigada a su tierra, logra destacar una humanidad que nos interpela a todos.

Ficha técnica

  • Fue la mano de Dios (È stata la mano di Dio).
  • Dirección: Paolo Sorrentino.
  • Elenco: Filippo Scotti, Toni Servillo, Luisa Ranieri, Teresa Saponangelo, Marlon Joubert, Lino Musella, Renato Carpentieri, Sofya Gershevich, Enzo Decaro.
  • Guion: Paolo Sorrentino
  • Apta para mayores de 16 años.
  • Duración: 130 minutos.
  • Calificación: Muy buena.

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