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Natalia en la "Tomorrowland" en Bélgica
Foto: gentileza Natalia Acevedo
Cómo surgió el viaje a Europa y cómo consiguió la handbike
Todo surgió el año 2023, porque uno de sus amigos salió sorteado para Tomorrowland el festival de música más grande del mundo, que se realiza en el mes de julio en Bélgica.
El beneficio para el que sale sorteado no solo es que puede comprar un paquete mucho más barato, sino que además, tiene la posibilidad de darle el beneficio a otras tres personas. Natalia explicó que también es una forma de garantizarse la entrada, porque es un festival al que va muchísima gente.
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Natalia recorrió Gant, un pueblo con características medievales que se ubica a 35 minutos de Bruselas en tren
Foto: gentileza Natalia Acevedo
“Cuando mi amigo me invitó le dije, bueno, voy. Pero por la programación de los tiempos y los lugares que queríamos visitar yo tenía que ir sola, y la verdad es que tampoco quería depender de nadie para viajar. Mis amigos iban por su cuenta y quedamos en encontrarnos allá".
Todo se fue “acomodando” para que el viaje se diera. “Fue fluyendo”, describió Natalia, que se terminó de organizar días antes de viajar porque tuvo algunos inconvenientes familiares que por un momento, la hicieron dudar de emprender el viaje, pero finalmente se concretó.
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Natalia en Ibiza, donde también concurrió a una gran evento de música electrónica y se metió al mar
Foto: gentileza Natalia Acevedo
Lo único que tenía fijo eran los días que iba a estar en la fiesta porque eso formaba parte de un paquete con hospedaje incluido. Es decir que desde el 18 hasta el 21 de julio tenía resuelto el alojamiento con habitación adaptada y las entradas de la fiesta, y nada más. El resto iría “surgiendo”.
Natalia se describe como una enamorada de Barcelona, y como tal, no iba a dejar pasar la oportunidad de visitar su ciudad amada antes de viajar a Bélgica, así es que esa fue su primera parada.
“Barcelona es mi base, es la ciudad más accesible del mundo. Me siento muy cómoda, es una ciudad de bienestar”.
Nunca había viajado sola, pero esta vez se tomó un avión desde Mendoza a Chile, de Chile a Madrid y de Madrid a Barcelona, con asistencia en todos los tramos.
Natalia explicó que sin el sistema “handbike” que convierte a la silla de ruedas en una especie de triciclo, con una rueda más adelante y un pequeño motor, no podría haber hecho el viaje. Este sistema hace que los movimientos sean mucho más fluidos y la silla pueda manejarse con más facilidad.
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Natalia recorrió Amesterdam con su handbike, manejando a la par de las miles de bicicletas que transitan por esa ciudad.
Foto: Natalia Acevedo
Si bien ella tiene un dispositivo de este tipo, el suyo requiere de una batería muy grande y difícil de trasladar que no le iba a dar buenos resultados para el tipo de viaje que se disponía a realizar. Entonces consiguió que la firma 3PI Mobility, que se dedica a adaptar sillas de ruedas con el sistema handbike la contactara con una persona de Córdoba, que le hizo llegar una handbike con una batería más pequeña que se adaptó perfectamente a sus necesidades. En Mendoza, BS Movilidad le ayudó a colocar el dispositivo. Natalia está muy agradecida por todas las colaboraciones que recibió para poder concretar su viaje.
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Una ingeniosa manera de trasladar el equipaje
Un viaje a Europa no requiere menos de dos equipajes, en el caso de Natalia, tenía que arreglárselas para que el traslado de sus pertenencias se adaptara también a la silla de ruedas.
“Lo que hice fue llevar una valija chica, de diez kilos y una mochila grande. La valijita de 10 kilos la despaché y me manejaba con la mochila”, claro que esta es la primera parte de la historia.
Natalia ya se fue preparada para la aventura: se llevó una soga gruesa para atar la valija a la silla y arriba de la valija colocaba la mochila. “Me las arreglé súper bien, y nunca tuve miedo, yo soy una persona muy positiva, nunca pienso que me va a pasar algo malo”. Sostuvo.
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Así llevaba el equipaje Natalia durante su viaje, en esta foto falta la valija de 10 kg, que cuando se trasladaba de aeropuerto en aeropuerto y de ciudad en ciudad, llevaba atada con una soga en la parte de atrás de la silla y sobre ella, ubicaba la mochila.
Foto: gentileza Natalia Acevedo
Después de pasar algunos días en Barcelona, Natalia emprendió el camino a Bélgica, a la megafiesta electrónica en donde la esperaban sus amigos. También viajó sola, con muy poco manejo del inglés, pero con una enorme capacidad de adaptación, que es su principal característica.
“Fue todo un desafío, llegué al aeropuerto y tenía que tomarme un tren. Fui muy tranquila porque pensé que iba a a ser sencillo igual que en Barcelona. Pero no fue así. Me dijeron que para tomarme un tren con la silla de ruedas, debía programarlo un día antes y hacerlo por teléfono, para solicitar la asistencia. Me llamó la atención que esto sucediera en Bélgica. Lo único que debían hacer era colocar una rampa para subir la silla de ruedas al tren”. Pero los inconvenientes nunca son lo suficientemente grandes como para que Natalia lleve adelante sus objetivos.
“Le expliqué que esto yo no lo sabía y que necesitaba llegar a la Ciudad, y lo conseguí”. A Bélgica llegó dos días antes de la Tomorrowland a encontrarse con sus amigos y recorrer la ciudad.
“Me fui encontrando con amorosas personas, como las del hotel de Bélgica y en todo el viaje me encontré con personas muy bonitas que me ayudaron con la handbike, fue una experiencia maravillosa”.
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Natalia en la plaza de Gante, ciudad belga con características medievales. La handbike se adaptó perfectamente a los suelos adoquinados, algo que hubiese sido imposible con una silla de ruedas común.
Foto: gentileza Natalia Acevedo
Tomorrowland, La fiesta electrónica más grande del mundo
La participación en la fiesta electrónica fue como un viaje dentro del viaje. Un megaevento donde concurrieron 500.000 personas, que duró 3 días, y cada jornada se extendía desde las 12 del mediodía a las 12 de la noche, y hasta allí llegó Natalia, sola.
“En un primer momento me sentí un poco desorientada, porque me tenía que encontrar con mis amigos ahí, pero después fui viendo que no era tan difícil”.
Estuvo un par de horas sola en la fiesta porque tuvo un problema con la configuración de los datos en el celular, pero no se angustió. “La gente me fue guiando y ayudando”, contó.
Además, destacó que la organización del festival le puso un taxi para ella, en la que entraba directamente con la silla. Sus amigos, en cambio, se movilizaban en colectivo.
Nunca me sentí menos dependiente de mi entorno, me di cuenta que cualquier persona, hablando en cualquier idioma, me podía ayudar Nunca me sentí menos dependiente de mi entorno, me di cuenta que cualquier persona, hablando en cualquier idioma, me podía ayudar
Cuando terminaba la fiesta, no siempre se volvía con sus amigos, sino que buscaba la ayuda de las personas con las que se iba encontrando para poder salir de ese mundo de gente. “Un día me ayudaron unos mexicanos, otro día un colombiano, y una pareja de belgas, nunca tuve ningún problema".
El viaje siguió, se fue a Holanda en tren con un amigo, se fue sola a hacer un tour con un chico español, y se manejó sola por las calles, a la par de las bicicletas.
“A mi lo que me permitió este viaje fue la handbike, porque por ejemplo, en Holanda las calles antiguas eran adoquinadas, sin esta adaptación a la silla no podría haber hecho semejante aventura”.
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Natalia en la fiesta electrónica más grande del mundo: Tomorrowland, que se realiza todos los años en Bélgica
Foto: gentileza Natalia Acevedo
De Barcelona a sumergirse en el mar en Ibiza
En Barcelona estuve en un hostel, me fui sola a la playa, a almorzar, disfruté mucho de la libertad de andar y moverme sola para todas partes”,
En pocos lugares los hostel están adaptados para personas con discapacidad.
De Barcelona se fue a visitar a una prima a Ibiza. “Ahí fue un poco más complicado, pero me pude arreglar también”.
Mientras su prima trabajaba, ella se iba a la playa, y allí vivió una de las experiencias más lindas del viaje, se metió al mar con ayuda de los guardavidas.
Lo que mostré en las redes fue solo un 5% de la experiencia maravillosa que viví Lo que mostré en las redes fue solo un 5% de la experiencia maravillosa que viví
Otra aventura electrónica en Ibiza
En Ibiza también fue a un boliche de música electrónica que se llama “Hi Ibiza” donde tocaba se realizó otro evento denominado “Afterlife”, obviamente, Natalia no se lo iba a perder.
“Llamé y pregunté si podía entrar con la silla de ruedas, el evento salía 90 euros. Me dijeron que podía entrar gratis”.
El tema era que al otro día debía viajar nuevamente a Barcelona, pero no se hizo ningún tipo de problemas: se puso la minifalda de charol, fue a la fiesta y después partió a cambiarse para tomarse el avión. Un ritmo que podría cansar hasta a un adolescente. Pero no a Natalia Acevedo.
La última actividad que realizó antes de regresar fue unas excursiones a lugares naturales, especialmente pensadas para personas que utilizan handbike, a la montaña y a la playa, en Barcelona. Digamos que no se privó de ninguna aventura.
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Los días de playa de Natalia en Europa
Foto: gentileza Natalia Acevedo
Enamorada de su viaje
Un viaje, conocer gente de distintos lugares del mundo, las ganas de divertirse y disfrutar, pueden – por qué no- dejar alguna anécdota amorosa. Pero este no fue el caso.
“La verdad, conocí chicos muy lindos –hasta una declaración de amor de un colombiano- pero sinceramente, iba enfocada en mi y en lo que estaba disfrutando, me enamoré del viaje”, bromeó. O quizás no fue una broma y esto fue lo que realmente sucedió: se enamoró de su propio deseo. Y lo disfrutó cada día.
Para seguir a Natalia en Instagram: https://www.instagram.com/neaacevedo/