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Gerardo Tabakman, vice de Cuyo Placas (al centro), con parte de los nuevos socios y dueños de la fábrica de muebles Platinum
Platinum fue fundada por Juan José Morales, quien de su taller de carpintería en Las Heras logró armar su propia fábrica de muebles en 1957. En las siguientes décadas, J.J. Morales S.A. también engendraría Cuyo Placas, factoría de aglomerado y de desarrollos innovadores para la oficina y el hogar antes de crear la famosa marca cuya "chapita" identifica los productos.
"No hay en el país otra empresa que integre verticalmente fabricación de aglomerado y muebles de calidad. Y una marca fuerte, que estaba un tanto dejada y vamos a recuperar", dijo Tabakman en diálogo con Diario UNO acerca del interés inicial que terminó por consumar la compra. Una operación en la que la historia reciente de la firma mucho tuvo que ver.
Los porqués de la venta
Por su parte, los herederos de Morales y sus socios aseguran que no buscaron la venta ni hubo crisis que la acelerara.
Lo cierto es que tuvieron que ponerse de acuerdo 20 accionistas: los 9 hijos de JJ y otros 11 de sus ex socios, interesados en "defender" los activos de Platinum, o el principal: muebles para armar, litografiados con una marca fuerte y reconocida.
Uno de ellos aseguró a Diario UNO que "queríamos asegurar la continuidad de la fábrica y que la gente siguiera trabajando".
En el medio de la decisión está la brecha generacional que "dificultaba ponerse de acuerdo". Una verdadera brecha a la hora de tomar decisiones, de entre 30 y 80 años.
Pese a que la cifra final de la venta es parte de un pacto de confidencialidad con Fiplasto, uno de los vendedores señaló que "no es lo que se puede llegar a creer. A algunos quizá les alcanzó para comprarse un departamento".
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Vista de la planta de Cuyo Placas, la unidad de negocio de aglomerados integrada a la fábrica de muebles
Madera, muebles, aglomerados y bonos verdes
Para los nuevos dueños de la fábrica de muebles vender sus productos al exterior es un objetivo, pero a mediano plazo. Primero, asegura Tabakman, buscan reactivar una planta que llevaba 18 meses casi paralizada, para reposicionarla en el mercado nacional.
El empresario admite que acceder a mejor financiamiento de la mano de los "bonos verdes" a través de la forestación es otro activo valorado en el sector energético que los atrajo.
Para Tabakman "si bien el consumo no arranca y la producción es mínima, hay mucho potencial. Platinum es la marca del mueble en el país. Queremos vender productos de primera pero pensando en la relación costo-beneficio ".
Para eso es clave asegurarse materia prima, su déficit, ya que la firma cuenta con 80 hectáreas en El Pastal que representan apenas 10% de la madera necesaria; el resto se compra a proveedores de Chaco, Córdoba y Neuquén.
Por delante quedan casi 1.100 hectáreas por forestar. Y al menos 6 o 7 años para empezar a producir.
Recién relanzada la marca a nivel nacional hay que recomponer stocks, el gran desafío. "Por eso a los clientes les pedimos paciencia", dice el empresario.
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Para Tabakman "Platinum es "la" marca de muebles a nivel nacional, excede a la región"
Menos costos, más margen: el plan para la "nueva" Platinum
Los nuevos dueños de Platinum ya implementaron un plan de contingencia para recuperar ritmo de producción de muebles y reinsertarla al mercado. Hasta principios de año la fábrica, con 226 empleados, trabajaba en un solo turno diario y su nueva conducción busca volver a los 3 rotativos.
Según su gerente, Federico García Malgor "en un mercado de 200 mil muebles Platinum llegó a tener un share del 50% y hoy vende con suerte 20 mil unidades. La fábrica hoy está al 40% de capacidad y el próximo objetivo es llegar a los 35 mil".
No obstante, lejos están de pasar de 0 a 100 rápidamente. El plan contempla trabajar por trimestres para minimizar el costo de la energía, de unos $150 millones mensuales: por eso la fábrica arrancará en julio y hasta setiembre.
Por lo pronto, García Malgor cumplió un primer objetivo: alcanzar los 5.000 m3 de aglomerado y llevar la producción de 2 mil muebles a 17 mil mensuales. Y sabe que tiene mucho por delante todavía, dado que el costo del insumo principal, a razón de $30 mil por tonelada, se duplica con el flete para su traslado.
"Encontramos con un elefante blanco. Ahora, para que la fábrica trabaje a ritmo sostenido se necesitan unas 200 hectáreas de árboles. Y para ocupar a pleno su capacidad hay que llegar a los 15 mil metros cúbicos por mes. Falta mucho", remarca el ejecutivo.