La producción de gas vino creciendo desde 1990 hasta el 2004 pasando de 23 miles de millones de m3. a 52,4. A partir de este nivel máximo la producción comienza a caer todos los años ubicándose este año en 45,7 miles de millones de m3.

Hay más consumo y menos producción de gas

Por UNO

Los fríos de julio evidenciaron los problemas en el abastecimiento de gas, caracterizadospor el crecimiento de la demanda que ya dejo atrás la crisis global del 2008, y al mismo tiempo una

importante disminución en la producción. La producción de gas vino creciendo desde 1990 hasta el

2004, pasando de 23 miles de millones de m3. a 52,4 ( un aumento del 127,8 por ciento).

A partir de este nivel máximo la producción comienza a caer todos los años ubicándose este

año en 45,7 miles de millones de m3 (una caída del 12,8 por ciento). Pero la producción no está

cayendo en todas las provincias, ya que se registran aumentos en Chubut y la Pampa, pero estos

aumentos no pueden compensar las caídas de Neuquén, Mendoza y Santa Cruz, ya que estas tres

provincias representan más del 60% de la producción de todo el país.

Inciden en este cuadro de caída las reducciones que registra YPF que desde el 2008

profundiza su disminución productiva (25%) que ya se había insinuado durante el 2007. En estos

momentos la producción de YPF representa apenas el 25 por ciento de la producción total de gas,

mientras que en los noventa su participación se ubicaba en el 35%. En los noventa el ritmo de

incremento de la producción de gas fue mayor al de la expansión de las reservas, por lo tanto se

fue reduciendo año a año la duración de las reservas en términos de la producción anual.

En 1990 las reservas comprobadas cubrían 25 años de producción, pero en el año 2000 esta

relación había caído a 17 años. Este coeficiente de reservas-producción anual se deteriora mucho

más en los últimos años, pero esta vez no porque las reservas trepen menos que la producción sino

sencillamente porque ahora las reservas disminuyen incluso en volumen. Es así como hacia el año

2010 estimamos que las reservas comprobadas son un 55 por ciento inferiores a las correspondientes

al año 2000.

Esta merma de reservas de gas es preocupante ya que equivale a nada menos que 9 veces la

producción anual actual. Estas mermas en gas pero también en petróleo limitan las posibilidades de

aumentar la producción, porque como expresan los petroleros al no aparecer nuevas áreas productivas

se 'obliga a poner más bombillas en el mismo mate', el resultado es que disminuye la cantidad

extraída por cada pozo de producción. Por ejemplo, hacia fines de los noventa un pozo de petróleo

extraía en promedio 9 m3 por día, mientras que en la actualidad extrae menos de 5m3, es decir casi

la mitad. La información disponible a la fecha señala que durante este año 2010 se profundiza aún

más la caída en las inversiones en exploración tanto de petróleo como de gas, ya que durante el

primer trimestre apenas se ha completado en todas las cuencas un solo pozo exploratorio y ninguno

de gas.

Durante la actual administración, iniciada en mayo del 2003 se han consumido las reservas de

gas, pero también las de petróleo y generación eléctrica; esta descapitalización hasta ahora se

ubica en 150.000 millones de dólares, es decir el triple de las reservas de divisas del Banco

Central, magnitud equivalente a casi dos años de la inversión del país en todos los sectores o mas

gráficamente alrededor de 400 millones de vacunos. En un país como Argentina fuertemente

dependiente del consumo de gas (50 por ciento del total del consumo de energía) esto es

preocupante; en el resto del mundo (salvo Rusia con reservas gasíferas por 75 años) el gas es mucho

menos importante (24 por ciento del consumo total). El declinante esfuerzo exploratorio es el talón

de Aquiles de nuestro sector energético, particularmente en gas. Las crecientes importaciones de

gas son muy caras para el país, ya que representan apenas el 8 por ciento del consumo total pero

nada menos que el 30 por ciento de los pagos a los productores locales mas oferentes externos.

No estamos en presencia de una maldición geológica sino que estamos recogiendo los frutos de

políticas carentes de visión estratégica, que son las responsables de esta marcha acelerada hacia

la pérdida del autoabastecimiento de petróleo y gas. Se requiere la urgente implementación de un

plan estatal de exploración de hidrocarburos, particularmente en nuestro mar, para ser ejecutados

por inversores privados, basado en licitaciones transparentes, abiertas y competitivas.

Desde ya que este plan no podrá ser implementado sino se consolida un clima de confianza y

estabilidad jurídica, particularmente en los aspectos tributarios. El problema no son tanto los

impuestos altos o bajos, sino la ausencia de reglas que aseguren la previsibilidad. Este sector

tiene bastante con el riesgo geológico, propio de cualquier actividad extractiva, así que no es

recomendable agobiarlo con un riesgo adicional de carácter institucional. ¿Habrá que esperar hasta

el 2012 para tener una política que estimule la producción en hidrocarburos?