"Eso sí -siguió Pesce-: una se pregunta qué habría pasado si no hubiésemos tenido problemas con la logística y la provisión de botellas. Sin eso, el alza habría sido todavía mayor".
Brasil, China, Reino Unido y los EE.UU. están en la lista de destinos con potencial. "Ahí el Malbec sigue abriendo puertas, aunque es cierto que la industria ha hecho las cosas muy bien a la hora de proponer diversidad", dijo la entrevistada. En Reino Unido, por ejemplo, Trivento logró consolidarse con firmeza y en China, la aplicación de aranceles a los vinos australianos implicó otra oportunidad para los locales.
El punto débil de la vitivinicultura argentina, cerró Pesce, es la macroeconomía. "La inflación, la logística, la falta de conectividad y tantos otros obstáculos estructurales son frenos que todavía tiene la exportación", sintetizó la gerenta general de WOFA.
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Magdalena Pesce, de Wines of Argentina, confirmó que "no se veían estas cifras desde 2012".
"Intentamos convertirnos en un clásico"
Más tarde, Alejandro Vigil (Catena Zapata - El Enemigo) sostuvo que "está muy bien aclarar que el dato es para vino fraccionado, porque si se contempla el total de ventas hacia afuera hubo una baja". Admitió, no obstante, que "sí se ha notado un crecimiento: no es algo exagerado sino que tiene que ver con salir del plateau en el que estábamos".
-¿Y qué motivos encontrás para ese repunte?
-En la pandemia, la gente de distintos países tuvo más tiempo para pensar, buscar y probar. Ahí encontró que el vino argentino sigue teniendo una gran relación precio-calidad. Y demostramos que no éramos una moda, sino que de a poquito estamos intentando convertirnos en un clásico.
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Valor para las exportaciones de vino fraccionado en 2021 y años previos.
El incremento en las divisas que traen los envíos de vino al exterior coincide con una tendencia positiva en el mercado global. Si se suman las exportaciones de vinos fraccionados, a granel y mostos concentrados, el balance nacional superó en la última medición anual los 1.000 millones de dólares, una marca que no se alcanzaba desde 2013.
En ese sentido, y si se tiene en cuenta que el Observatorio español del Mercado de vinos (OeMv) anticipa que el consumo superará los niveles pre pandemia, el 2021 representa el posible inicio de una nueva etapa para los productos mendocinos. Como se verá más adelante, se trata de un pronóstico que no todos comparten.
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Alejandro Vigil dice que el vino argentino puede convertirse en un clásico a nivel mundial.
El Malbec, una insignia
A nivel mundial, hay reportes que enfatizan una escalada en la demanda de varietales blancos. En la plaza argentina, en cambio, el Malbec sigue siendo la estrella, y se ubica cómodo al tope de las cifras de exportación.
Vigil continúa: "Lo que hay que tener en cuenta es que el Malbec es nuestra insignia y eso tiene que ver con que contamos con una gran diversidad genética en nuestras vides. Esa diversidad nos permite adaptarnos a distintos lugares y zonas; nos da diversidad de paisajes y la posibilidad de trabajar con el redescubrimiento permanente del Malbec. Ese punto es fundamental: realmente todavía hay mucha gente que no lo conoce".
Igual hay cada vez más fans. No por casualidad esta semana un libro que se relaciona con el Malbec llegó al New York Times. Es que, sencillamente, los números avalan ese protagonismo:
Vigil piensa que de acá en más el camino del Malbec debería transitar por el mercado premium. "Dadas las restricciones que tenemos -en primer lugar el agua- vamos a seguir necesitando un precio relativamente alto, de por lo menos 10 dólares la botella. Eso nos permitirá hacer un Malbec sustentable en un ambiente sustentable".
Los espumantes merecen un capítulo aparte, porque de acuerdo con los datos del INV subieron el 44% en volumen de la mano de la recuperación en la industria de los hoteles, los restaurantes y el cátering, lo que sintonizó con la vuelta de las salidas nocturnas y las fiestas.
Pero todo el crecimiento es rehén de una logística todavía estresada por efecto del Covid, con algunos retrasos en los envíos internacionales y falta de botellas. Al respecto, Vigil dijo: "Ir a Chile hoy es casi imposible, de hecho. Entonces estamos trabajando sobre los puertos de Buenos Aires. Y otro tema gravísimo es el del vidrio. Si a eso le sumás el trabajo casi nulo de nuestras embajadas en las últimas décadas, nuestra capacidad de competir se ve resentida".
Alejandro sostuvo que mientras Chile ha conseguido ingresar a México a tasa cero, lo que pagan los vinos argentinos para entrar a tierras aztecas ronda el 20%. "La diferencia de nuestras tasas respecto a otros países productores trae un problema de sobrecostos que sumado al Covid nos pone un freno", sumó.
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La pandemia todavía se hace sentir en algunos puntos de la cadena logística.
Otra campana
A pesar de los puntos a favor, si se compara la campaña de 2021 con la del 2020 se percibe una baja del volumen total exportado de casi un 15%. Aun así, los vinos fraccionados empujaron para arriba, con un crecimiento del 9% en volumen y 15,8% en valor.
Rodolfo Vargas Arizu (Bodega Tierras Altas) invitó a no leer el panorama desde una sola perspectiva. "Tal vez esos números sean correctos, pero no reflejan lo que viven las pequeñas y medianas empresas vitivinícolas de Mendoza", definió.
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Rodolfo Vargas Arizu sostiene que los números no reflejan la realidad de todos los sectores vitivinícolas.
El entrevistado calculó que en los últimos cinco años han cerrado unas 200 bodegas en la provincia, y muchas otras han sido compradas por empresas más grandes. "El caso de Luigi Bosca, que fue adquirida por Chandon, es un ejemplo", ilustró.
Es ese el marco en el que, según Vargas Arizu, se registra el aumento en la cantidad de dólares que llegan por la exportación de los vinos fraccionados. "Las grandes firmas tienen importadores en todas partes. Hacen un trabajo muy diferente al de la bodega chica, que factura 3 o 4 millones de dólares o menos al año en exportaciones".
-¿Por qué?
-Porque el trabajo de la pyme es más personalizado, no tiene grandes operadores en otros países. Y por las restricciones, esa gente pasó dos años sin poder asistir a ferias, mostrar sus vinos o invitar a clientes potenciales para que conocieran Mendoza. Para ellos, las restricciones fueron un inconveniente enorme.
Vargas Arizu estimó que aproximadamente el 70% de las exportaciones de vino está hoy en manos de 20 empresas. "Y de ese 70%, la mitad la tienen sólo 5 firmas", detalló. "Esos sí deben haber aumentado su actividad. Para los más pequeños ha sido un año regular o directamente malo, si bien compensamos algo con la vuelta del turismo".
-¿De todos modos, ¿siente que la "marca Mendoza" y el Malbec van rumbo a consolidarse?
-Mendoza mejoró muchísimo como marca, incluso en los años de pandemia. Pero eso no ha sido mérito de ningún gobierno sino que se alcanzó por el trabajo de los propios mendocinos. Sabemos cómo tratar al que llega, sabemos viajar al exterior a buscar mercados y tenemos estirpe.
-¿Qué falta?
-Que no haya tantos obstáculos. Con un dólar a $104 y retenciones nos cuesta ser competitivos. Los fletes han triplicado su valor; negociar para que lleguen las botellas nos cuesta, porque las firmas grandes presionan con más fuerza, y así. Hay que dejar de administrar miseria y crecer.