El ibis crestado, un ave que estuvo desaparecida de los cielos durante casi 20 años, ha vuelto a China y ahora parece tener una gran familia.
Se creía que el pájaro se había extinguido en el país en la década del 60, pero Liu Yinzeng, ex investigador del Instituto de Zoología de la Academia de Ciencias de China, y su equipo de investigación descubrieron siete de ellos en el área silvestre del condado de Yangxian, provincia de Shaanxi, en 1981. Liu y sus colegas habían estado buscando al ave en 14 provincias durante casi tres años. En una tercera expedición al condado de Yangxian, sus esfuerzos se vieron por fin recompensados con la ayuda de los residentes locales. Los expertos inmediatamente se embarcaron en una misión de rescate e investigación de tres años y el gobierno local frenó algunas actividades de explotación y endureció los controles sobre el uso de los pesticidas.
Ahora China tiene cerca de 4.400 ibis crestados, de acuerdo con la Administración de Silvicultura y Praderas de Shaanxi. Hoy, esta especie puede encontrarse también en Beijing y las provincias de Henan, Hebei, Zhejiang y Guangdong, una expansión geográfica que ofrece al ave cierta seguridad en caso de una posible epidemia.
Este es un caso extraño e inspirador del rescate exitoso de una especie silvestre de una población diminuta, considerando especialmente que su propagación ha tenido lugar en la naturaleza, sostuvo He Xin, que se especializa en ecología y es amante de las aves.
En 1981, los japoneses capturaron lo que pensaban que eran los últimos cinco ibis crestados del país para reproducción artificial. La misión no tuvo éxito y parecía ser la condena del pájaro.
He señaló que puede entender lo difícil que hubiera sido decidir qué enfoque adoptar para salvar a una población tan pequeña. Asistió a una sesión informativa a fines de noviembre pasado sobre la versión china del libro de no-ficción Las últimas palabras del ibis crestado, del autor japonés Teruyuki Kobayashi en la década de los 90. El libro hace referencia a los más de 60 años de la protección de los ibis crestados nacidos en Japón, que fue realizada principalmente de forma espontánea por amantes de los pájaros y organizaciones no gubernamentales.
Chen Xingeng, escritor y orador invitado de la sesión, señaló que en Japón el deterioro ambiental y la falta de acción del gobierno eran culpables dela pérdida de las aves mientras que en el condado de Yangxian han aprendido de los errores. Todos los descendientes del ibis crestado son crías de los siete pájaros encontrados en el condado de Yangxian en 1981 y los expertos continúan buscando la manera de garantizar que los problemas genéticos no comprometan la capacidad del ave de producir crías saludables y limiten, por lo tanto, su propagación.
La publicación de la versión china del libro ha colocado al ibis crestado de vuelta en la agenda, sostuvo Chen, y pidió más atención a las medidas que apuntan a protegerlo. La gente debería preservar sus hábitats, lo que conduciría a la conservación de muchas otras especies que viven en el área, señaló, generando a su vez una mejora en el ambiente que beneficiaría a los humanos.
“El rescate y la preservación del ibis crestado es una prueba poderosa del compromiso de China con el fortalecimiento y la mejora del ambiente natural y un logro importante para la conservación de la biodiversidad”, señaló Liu en un documental corto sobre él en 2018.
Hoy en día, los esfuerzos de conservación han estado ayudando a las economías locales en el condado de Yangxian y la isla de Sado, el último hábitat principal del ibis crestado en Japón. Los productos de granja cultivados allí, sin o con poca ayuda de los pesticidas, como el arroz tradicional y el arroz negro, y productos relacionados como el vino de arroz, son bienvenidos en un mercado en crecimiento.
“Los pájaros tienen alas, las fronteras no son barreras”, sostuvo Haruo Sato, el personaje central del libro y quien dedicó la mayor parte de su vida a proteger al ibis crestado.
China y Japón han trabajado juntos para proteger esta especie de ave desde 1985 y China ha enviado ibis crestados a Japón y Corea del Sur.
La protección de especies transfronterizas requiere que la gente deje de lado sus conflictos y persiga un objetivo común, señaló He.
Zhuang Miaomiao, intérprete chino-japonesa y promotora de los esfuerzos de protección durante ocho años, señaló que le ha conmovido el trabajo meticuloso de los expertos japoneses que colaboraron sin reserva para ayudar a sus colegas chinos. Proteger al ibis crestado se ha vuelto una misión con la que ambos países están firmemente comprometidos, sostuvo.