Estamos seguros de que alguna vez te has puesto unas sandalias o un calzado de cuero y terminaste con ampollas. En muchos casos las mismas pueden ser muy dolorosas y molestas y a continuación te enseñaremos cómo evitarlas.
¿Por qué aparecen las ampollas?
Las ampollas salen como respuesta a una lesión o irritación de la piel, como la fricción, el calor (quemaduras) o incluso la congelación. La ampolla se forma cuando las capas de la piel se separan y el espacio se llena con líquido (suero o plasma sanguíneo).
Las ampollas suelen formarse por fricción o irritación de la piel.
En muchas ocasiones, cuando usamos calzado inadecuado (ya sea por su forma, por falta de ventilación o material) terminamos sufriendo la formación de ampollas.
¿Cómo evitar que nos salgan ampollas en los pies cuando usamos sandalias?
Según la Clínica Universidad de Navarra, lo mejor es escoger un calzado adecuado, es decir que tenga buen ajuste (para que el pie no esté suelto y se friccione con los bordes), y que tenga suficiente espacio en la parte delantera reduce el roce en los dedos.
En el caso de los zapatos nuevos, lo mejor es evitarlos por períodos largos hasta que se hayan adaptado a la forma del pie. Se recomienda ablandar el calzado gradualmente, usándolo por periodos cortos antes de emplearlos en actividades prolongadas. Por ejemplo, es normal que una mujer se compre unas sandalias para un evento y las use directamente esa misma noche, lo cual luego termina causando dolor, molestias y ampollas.
Los zapatos apretados suelen causar la aparición de las ampollas.
En el caso de que tu pie sude mucho, lo mejor es utilizar medias, ya que las mismas absorben la humedad y evitan la formación de ampollas. Las mejores son las medias de algodón o de fibras sintéticas, ya que las mismas mantienen los pies secos.
Si tienes que usar sandalias o un calzado de cuero por muchas horas, lo mejor es evitar (un par de horas antes) actividades que impliquen esfuerzo físico intenso, como correr o caminar largas distancias. También se pueden aplicar en los pies productos como vaselina o talco en las áreas de mayor contacto con el calzado, como los talones o los dedos.
Otra opción es colocar protectores o parches de silicona o almohadillas para los pies en aquellas zonas donde siempre sentimos roce y fricción en los zapatos.
Finalmente, te aconsejamos mantener una buena higiene en los pies: lavarlos, secarlos bien y usar talco siempre.






