vendimia solidaria Godoy Cruz
Hace nueve años se formó la asociación civil Paulo Freire, para brindar talleres de distintos oficios a la comunidad

Emprendimientos solidarios

Por UNO

Un grupo de personas preocupadas por el prójimo e interesadas en colaborar con el desarrollo de distintas comunidades formó hace nueve años la asociación civil Paulo Freire, hoy integrada por 26 miembros.

Previamente habían recorrido un largo camino por diversos barrios de la provincia, acercándose a los sectores más vulnerables de la población y tratando de acompañarlos en algunos cambios fundamentales para mejorar sus condiciones de vida.

Así comenzaron a trabajar en educación popular y organización comunitaria, los ejes fundamentales de la asociación. Y se ocuparon principalmente de las economías solidarias.

De esta forma, brindan talleres de distintos oficios como corte y confección, carpintería y pastelería o tejido. "En un primer momento buscamos un contacto que nos haga entrar a esa comunidad, presentándonos a la gente del barrio. Luego nos acercamos a las personas a través de los talleres y finalmente nos ocupamos de conseguir lo necesario para poder comenzar con el microemprendimiento", dijo Matías Robledo, apoderado de la asociación.

En el área textil son cuatro los talleres: uno ubicado en San Martín, en la zona de Montecaseros; otro en Guaymallén, en la zona de Pedro Molina; otro en San Rafael y el más nuevo está en el Oeste de Godoy Cruz, en el barrio Sol y Sierra.

"Funcionan como cooperativas con las que nosotros colaboramos para que se organicen y puedan trabajar", sostuvo el apoderado.

Generalmente están reunidos en grupos de 10 o 15 personas, pero depende mucho del lugar donde se encuentre el microemprendimiento. En Godoy Cruz, son 20 las personas que aprenden y trabajan la carpintería. "Hacen cosas como lijado, corte de madera y armado de muebles sencillos como una mesita o un mueble simple. En realidad todos los talleres brindan una capacitación básica para que luego ellos puedan perfeccionarse en aquello que les gustó y aprendieron", afirmó Robledo.

"Lo más difícil de obtener para lograr poner en funcionamiento los emprendimientos son las maquinarias, porque los materiales se consiguen. Por ello estamos tratando de armar un banquito solidario, que nos permita fortalecer a través del microcrédito estos proyectos productivos. Nosotros analizaríamos cada proyecto y financiaríamos la compra de maquinarias a través de pequeños créditos, que ellos devolverían en cómodas cuotas , para poder empezar a funcionar", explicó Matías.

Además, una parte de todo lo que hacen en los talleres es donado a distintas instituciones de los barrios donde están inmersos. Por ejemplo, si hacen camisetas las donan a escuelas de fútbol; si hacen muñequería las donan en el Día del Niño para los chicos del barrio; y el resto buscan venderlo en diversos puntos o ferias, para abastecerse y autofinanciarse.

En total colaboran, aproximadamente, con 400 o 500 personas. Pero para ellos lo importante no es el número sino la huella que dejan en quienes conocen. "Porque con muy poco que uno pone de sí mismo se pueden lograr pequeños pero reales cambios para salir adelante. Es mostrarles el principio de un camino", comentó Robledo.

Hoy él es abogado y papá de dos hijas. "Pensar en todos los niños que viven en situación de pobreza es lo que me moviliza. Es salir un poco del mundillo en el que uno se mueve y ver esa realidad que es muy dura, muy difícil. Es ver a esos padres que no pueden salir adelante, pensar en mis pequeñas y querer hacer algo para ayudarlos", concluyó Matías.