Se puede hablar de cómo superar los estereotipos de género, o bien, se puede encarar acciones concretas para hacerlo. Esto fue lo que hicieron treinta mujeres mendocinas que dieron un paso en común: se sentaron frente al volante de un colectivo y demostraron que manejarlo también puede ser una oportunidad laboral para ellas. Lo hicieron tras completar una capacitación intensiva que las habilita como conductoras profesionales. Algunas de ellas ya consiguieron trabajo en este rubro.
El proyecto se llamó “Mujeres en la Conducción” y reunió a mujeres de entre 30 y 45 años, con historias y trayectorias laborales distintas, pero con una necesidad compartida: acceder a un trabajo más estable en un sector en el que casi todos los puestos de trabajos son ocupados por varones.
Mujeres al volante de un colectivo
Las treinta mujeres mendocinas recibieron durante dos meses formación teórica y práctica en manejo defensivo, normas de tránsito, seguridad vial, mecánica ligera y primeros auxilios. Pero no solo aprendieron a manejar colectivos: también trabajaron las llamadas "habilidades blandas" como atención al público y educación financiera, que suman para mantenerse el mercado laboral.
“Yo tenía carnet B1, pero esto me permitía ir más allá. Había muchos miedos y prejuicios, incluso propios”, contó Paula Giorgi, una de las egresadas. “Gracias a este programa logramos derribar barreras y hoy tenemos la licencia profesional”.
Dos mujeres ya comenzaron a trabajar como choferes
Todas las participantes aprobaron la capacitación y recibieron su certificado. Dos de ellas ya fueron incorporadas por una empresa del sector, y el resto quedó con la habilitación profesional necesaria para postularse como chóferes de colectivos y minibuses.
La iniciativa surgió a partir de una idea concreta: una conductora de la división industrial de Andesmar planteó la necesidad de que haya más mujeres capacitadas para manejar unidades de gran porte. Desde allí se armó el proyecto, que terminó involucrando a la Fundación Andesmar, la Municipalidad de Guaymallén y el Ministerio de Producción de la Provincia.
“Lo importante es que tengan una salida laboral real”, remarcó María Inés Nadal, de Fundación Andesmar. “No fue solo enseñar a manejar, sino generar una oportunidad concreta”.
Quiénes participaron de la capacitación
Veinte de las mujeres que participaron de la capacitación no tenían un trabajo estable en el momento de encarar el proyecto, e ingresaron a través del programa Pre-Enlace.
Por otra parte, cinco trabajadoras de Guaymallén sumaron una nueva calificación laboral y otras cinco pertenecían al plantel de Andesmar pero sumaron conocimientos y competencia profesional.
En todos los casos, el costo para obtener la licencia profesional estuvo cubierto por el programa, un punto clave para eliminar una de las principales barreras de acceso.
Una apuesta que se puede replicar
Desde el sector público destacaron que la experiencia fue positiva y que se buscará replicarla, incluso con futuras capacitaciones en conducción de camiones. La inversión provincial superó los 4 millones de pesos y permitió sostener económicamente a las participantes durante el cursado y pagar las habilitaciones finales.
Más allá de los números, el impacto fue otro: mostrar que las mujeres pueden ocupar espacios que históricamente les fueron negados y que están tan capacitadas para asumirlos como los varones.





