A los 30 años, trabajaba como consultor en una empresa de telecomunicaciones. A pesar de corta edad, había planificado todo para alcanzar lo que en Estados Unidos llaman el sueño americano. "Básicamente, consiste en tener tu propia casa, tu familia, plata ahorrada en el banco y un trabajo estable”, contó David.
“En Nueva York, todos los días te dejan el diario en las puerta de tu departamento. Normalmente, la gente lo recoge en la tarde o en la noche, cuando regresan del trabajo. En mi complejo había muchos departamentos que, durante varios días, acumulaban y acumulaban diarios en sus puertas. Ahí entendí que esas personas nunca iban a volver (varios trabajan en las Torres Gemelas)”, relató a Infobae sobre cómo se enteró de la muerte de muchas personas que conocía y quería.
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Una vez que se instaló en Mendoza, se anotó para cursar un posgrado en Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Austral. Llegó con los ahorros en dólares que tenía hasta ese momento, lo que le permitió comenzar una nueva vida en una provincia donde le impactó el clima, el paisaje, las bodegas, la buena comida y la calidad de su gente, según sus propias palabras.
Quizás el destino o la casualidad, hizo que David pudiera escapar de esa tragedia, tomarse un subte y llegar a su casa sano y salvo en medio de tanto caos. Ahora disfruta de Mendoza junto a su hijo Benjamín y no piensa en volver.
A 20 años de los ataques contra las Torres Gemelas, el trauma y el dolor siguen presentes
A horas de cumplirse dos décadas del atentado a las Torres Gemelas, el Servicio Secreto de Estados Unidos publicó una serie de imágenes inéditas del 11 de septiembre del 2001.