A la espera del comienzo del primer censo de árboles que se realizará en todo el Gran Mendoza, desde el Consejo Provincial de Defensa del Arbolado Público advirtieron que se han perdido varios ejemplares y que es necesaria una reforestación, pero pidieron por mayor presencia de personal idóneo y decisiones que tengan en cuenta este gran tesoro provincial.

Sin dudas las calles repletas de árboles y los cambios de tonalidades de sus follajes según la estación conforman una de las postales más reconocidas de Mendoza. Difícil sería imaginar a la provincia sin la sombra de las moreras y plátanos.

Lo que se inició en la Alameda con fines paisajísticos en 1815, poco a poco se fue extendiendo a los 18 departamentos. Primero con la creación del Parque General San Martín y, luego viendo los beneficios que otorgaban los árboles al árido clima mendocino, con la implementación de un plan de forestación de culminó en 1923.

A pesar de algunos esfuerzos municipales por conocer la cantidad y el estado de los ejemplares que se erigen al lado de las acequias, no hay a nivel provincial ningún tipo de estudio en el que contemple esta situación. Sin embargo, la idea de un censo ha surgido en varias oportunidades, pero luego queda en veremos.

Según estimaciones, hay más de un millón de árboles en el área metropolitana de Mendoza. Los datos exactos se podrían corroborar a partir de este censo forestal que ya tiene llamado a licitación y que contó con más de 30 empresas oferentes.

Con este proyecto no sólo se buscará contar los ejemplares que hay, sino que se podrá en marcha un sistema de georreferenciación que luego los municipios deberán actualizar. Es un plan ambicioso y desde el Consejo Provincial de Defensa del Arbolado Público esperan que, finalmente, se lleve adelante, aunque su costo supera los dos millones de pesos.

El vicepresidente de esta institución Salvador Micali comentó que tras una reunión el pasado viernes en Casa de Gobierno ansían que se adjudiquen los trabajos, pero se mostró disconforme porque "se ha atrasado un poco" y advirtió que durante la época invernal no sería prudente ponerlo en marcha, sin embargo, se mostró confiado: "Va a salir bien".

"Una cosa es contar árboles y otra es conocer en qué estado están. En Mendoza no se ha hecho nunca algo como lo que se planea hacer con personal idóneo y tecnología de avanzada", argumentó el ingeniero.

Lo que más preocupación trae es la cantidad de ejemplares que se han perdido. "Sufrimos una descapitalización en el arbolado público", señaló Micali y agregó que a partir de sus relevamientos faltaría el 30% de forestales en Ciudad.

Los malos hábitos de los mendocinos

A pesar de que los forestales traen enormes beneficios en estas tierras, poco es el cuidado y el respeto que los ciudadanos y los gobiernos tienen con ellos.

"Primero hay que explicar que, teóricamente, la poda se realiza entre el 15 de mayo y el 15 de agosto, pero algunos municipios la han empezado en marzo. Eso es una locura, le estamos quitando vida al árbol", indicó Micali al argumentar que esto se produce por la falta de personal que tenga los conocimientos necesarios para realizar estas tareas.

"Los ingenieros agrónomos tienen que estar presente en cada poda, no solo a cargo porque suele pasar que se envía gente que no sabe si corresponde tal o cual herramienta para cortar una rama o dónde se debe hacer el corte", explicó.

Pero, según el especialista, el problema es mucho más profundo: "Para empezar hay que aclarar que los forestales no se podan. Tenemos la costumbre de podarlos como si se trataran de frutales y no lo son. A los frutales se los baja todos los años para que desde el piso se pueda acceder a la cosecha, pero con los árboles de la calle eso no se debe hacer".

La técnica que recomendó es, en un principio, plantar los ejemplares con una altura superior a los dos metros. A partir de allí se comienza a formar la copa durante tres años y luego no se debería volver a tocar. De esta forma, aseguró, lo más probable es que se tenga un árbol sano.

Todo comienza con una buena elección

Se debe tener en cuenta el destino que tendrá el ejemplar para poder optar por la especie más adecuada para tal fin. Es por eso que en el centro mendocino se encuentran, en su mayoría, moreras, fresnos europeos, fresnos americanos y plátanos.

"Es muy distinto el forestar a colocar según la zona. En pleno centro, donde hay edificios altos, se deben priorizar las especies con determinadas características. Por ejemplo, el plétano que es un árbol esbelto", señaló.

La importancia de las acequias

Micali señaló que las últimas obras que se han realizado en el Gran Mendoza no respetan la ley provincial 7874 que en su artículo 65 plantea que: "Se deberá dejar libre de cementación la base de la cuneta de riego en todo el tramo colindante con el nicho de implantación, superficies discontinuas igualmente sin cemento, en el espacio entre árbol y árbol. No se deberá cubrir con cemento el lateral de acequia que se corresponde con la abertura del nicho de plantación el fondo de la acequia que se hormigona"

"Están haciendo todos los fondos de las acequias completamente hormigonados. Esto provoca que, al no llegar el riego, se forme una especie de bulbo en las raíces donde el árbol recibió agua y dejen de crecer. Esto lo vuelve inestable y ante un viento puede caerse", denunció el especialista, quien agregó a modo de ejemplo que si la copa tiene 5 metros de diámetro las raíces deben tener el mismo tamaño.

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