Mendoza se posiciona una vez más como un destino de turismo de aventura con la reciente presentación del Sendero de los Confines, una ambiciosa red de caminos de más de 500 kilómetros que atraviesa la montaña desde Punta de Vacas, al pie del Aconcagua, hasta el Valle Noble en Malargüe. Este sendero promete una inmersión profunda en la naturaleza y la historia de la provincia. Para conocer los detalles, Nicolás García -periodista especializado y conocedor del recorrido- conversó con el programa "Primeras voces", de Radio Nihuil.
El sendero -explicó García- es una unificación de antiguas rutas, muchas de ellas utilizadas por pueblos originarios, gauchos y militares. Se trata de un camino remoto, diseñado para quienes buscan una experiencia autónoma en la montaña, sin servicios como estaciones de carga de celular.
Un viaje físico, pero también espiritual.
Si bien la mayor parte del recorrido se mantiene entre los 3.000 y 4.500 metros sobre el nivel del mar, con valles longitudinales, algunos tramos son de alta exigencia y requieren preparación física y experiencia en montaña. No es apto para bicicletas en su totalidad, siendo los tramos del sur, cercanos a la Laguna del Diamante y Malargüe, los más adecuados para el ciclismo.
"Es un sendero bastante remoto, para gente que se maneja de forma autónoma en la montaña"
Un viaje al corazón de la montaña mendocina
El periodista destacó que la iniciativa de crear y visibilizar este sendero surgió de la propia gente de montaña y de usuarios del Valle de Uco, quienes luego lo presentaron a las instituciones y al Estado, que lo tomó como propio. Esta colaboración entre la comunidad y el gobierno busca poner en valor un tesoro natural y cultural, dándole estructura, señalética y difusión, además de adherir a la Ley Nacional de Fomento al Montañismo.
De la conversación con Nicolás García se desprende que, al explorar el Sendero de los Confines, hay por lo menos tres experiencias que resultan imperdibles:
- La primera es recorrer el tramo que va desde Real de la Cruz, pasando por el Paso Piuquenes, hasta la Laguna del Diamante. Este sector es considerado por García el más bonito del sendero, con lugares recónditos como Los Corrales Negros y Casa de Piedra. Es un trayecto que demanda unos cuatro días de caminata o cabalgata, ideal para sumergirse en la majestuosidad de la montaña mendocina.
- La segunda experiencia es conectar con la rica historia del lugar. El nombre Sendero de los Confines no es casual; hace referencia a los límites del Imperio Inca, recuperados -con fantasía- por la escritora Liliana Bodoc. En la Laguna del Diamante, por ejemplo, se están descubriendo restos arqueológicos de esa cultura, lo que permite un viaje en el tiempo y una comprensión más profunda de quienes transitaron estas montañas mucho antes que nosotros, sin ruedas y muchas veces a pie, en el contexto de una visión espiritualizada sobre montañas, volcanes y ríos.
- Finalmente, la tercera experiencia es vivir la aventura de forma autónoma. Este sendero no es un parque temático; es un desafío para aquellos que disfrutan de la autosuficiencia y la conexión pura con la naturaleza. Requiere planificación, equipo adecuado y respeto por el entorno. Es una oportunidad para desconectarse y reencontrarse en la inmensidad de la montaña.
El documental sobre el nuevo Sendero de los confines
Para quienes deseen una aproximación visual a este desafío, existe un documental llamado "Tras la Montaña", realizado por Ricardo Funes. Se presentó hace unos días y todavía se está planificando cómo será su difusión en los próximos meses.
Nicolás García describió esa película como "preciosa" y "súper recomendable", aunque aún no está disponible públicamente. Se espera que pronto lo esté para que más personas puedan apreciar la belleza y la magnitud de este nuevo circuito de turismo.












