Terry Jon Martin, un hombre de Minnesota con problemas de salud y un largo historial delictivo, confesó ser el autor del robo que mantuvo en vilo a los fanáticos de la película durante años.
Los investigadores determinaron que el ladrón nunca vio "El Mago de Oz" y desconocía el valor simbólico de su botín, creyendo que las piedras decorativas eran rubíes auténticos valorados en un millón de dólares.
El legado de una historia única
Desde el rodaje de la película, solamente cuatro pares de zapatos originales sobrevivieron al paso del tiempo, distribuyéndose entre coleccionistas privados y museos prestigiosos como el Smithsonian y la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Representantes del Museo Judy Garland intentaron adquirir los zapatos mediante una campaña de recaudación de fondos iniciada durante el verano, buscando darle un final feliz a esta pieza emblemática del cine.
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La subasta marcó un récord que se mantendrá por muchos años.
Michael Shaw, propietario de los zapatos hasta el momento de la subasta, comparó el reencuentro con las piezas recuperadas como "una reunión emotiva con un viejo amigo", según expresó en un comunicado oficial tras su devolución.
Marilyn Monroe ostentaba el récord anterior de venta de memorabilia cinematográfica con su vestido blanco de "La comezón del séptimo año", subastado en 2011 por 5,52 millones de dólares incluyendo comisiones.
El comprador anónimo de los zapatos rojos pagará un total de 32,5 millones de dólares incluyendo los cargos de la casa de subasta, estableciendo así un nuevo hito en la historia del coleccionismo cinematográfico.