Las claves del delito

Productores y funcionarios mendocinos en guardia contra los vinos de etiqueta falsa

Cuando los vinos de Mendoza llegan a otros países, ganan rápidamente una buena reputación. Sin embargo las falsificaciones amenazan con tirar ese esfuerzo a la basura. Este mes hubo operativos para evitar fraudes, pero en la medida en que el producto se valore los delincuentes seguirán tratando de copiarlo

Ocurre que en la medida en que un vino es valorado, la atracción que sienten los delincuentes por "trucharlo" crece. La ecuación es contundente: fabricar 30.000 etiquetas de calidad puede costar unos $35 por unidad. Y esas etiquetas pueden colocarse en vinos que -engaño mediante- llegan a comercializarse por encima de los $10.000.

Como se ve, la ganancia de los falsificadores es sideral, pero el daño que hacen también. Por un lado, porque afecta la experiencia del cliente, que compra una bebida supuestamente fina y se encuentra con cualquier cosa. Por otro, porque lesiona la relación con los importadores del país receptor, que suelen negociar exclusividades y luego se encuentran con una etiqueta de la marca elegida en un supermercado o un kiosco.

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La falsificación de etiquetas puede arruinar la experiencia de los clientes.

La falsificación de etiquetas puede arruinar la experiencia de los clientes.

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Falsificación: un problema de bodegas grandes y pequeñas

"La falsificación afecta a las bodegas grandes y pequeñas. Un empresario mendocino que mete un contenedor al año en otro país y de pronto sufre uno de estos hechos puede quedar muy afectado ¿Vos sabés lo que le cuesta a esa marca volver a posicionare?".

El que habla es Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). El funcionario resalta que se están organizando operativos como los de septiembre y que vendrán dos más en las próximas semanas.

"Es fundamental que apliquemos la ley, que defendamos a los empresarios que trabajan a conciencia y que estos delincuentes sepan que los estamos investigando", enfatiza.

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Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

Hinojosa dice que detrás de un vino mendocino que entró en un mercado externo hay toda una cadena de aportes que hicieron posible esa transacción. Cosechadores, enólogos, diseñadores, expertos en márketing, gestores, aduaneros, transportistas.

"Todo eso se pone en riesgo cuando aparece la falsificación. Por eso después de los operativos han venido las bodegas a agradecernos personalmente lo que se hizo", añade.

No hace mucho, un bodeguero local consiguió que una cadena de vinotecas brasileña importara sus vinos de forma exclusiva. El inconveniente surgió cuando el importador entró a un comercio cualquiera en su país y vio una botella con la etiqueta de la bodega mendocina.

Al recibir las quejas, el bodeguero explicó que seguramente se trataba de una etiqueta falsificada y desde la otra parte lo entendieron. No siempre es así: a veces, la confianza puede quedar resentida.

Hinojosa subraya que en un futuro próximo las etiquetas podrían tener varias mejoras, desde un relieve hasta códigos QR, pasando por sellos holográficos. Casi como los billetes, aunque hay vinos que valen mucho más que un billete.

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El último operativo

Dos helicópteros y más de cincuenta personas participaron del último operativo que concretó el INV junto a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Policía Federal Argentina en el límite con Brasil.

Se decomisaron alrededor de 1.900 botellas de vino -que se ofrecían como de alta gama- e intervinieron más de 300 botellas por un valor superior a $11 millones, al detectar irregularidades en la cadena de comercialización de la mercadería y falta de documentación.

Las acciones se llevaron a cabo en la frontera que separa a la ciudad Bernardo de Irigoyen, de la provincia de Misiones, y las localidades brasileñas de Dionisio Cerqueira y Barracao. En aquella oportunidad, el INV llevó al lugar un laboratorio móvil y controló el rotulado de los productos. Algunos vinos detectados se vendían a precios que van de los $28.000 a los $55.000.

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Uno de los laboratorios móviles que utilizó el INV durante los procedimientos de septiembre.

Uno de los laboratorios móviles que utilizó el INV durante los procedimientos de septiembre.

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Un problema mundial

La falsificación de vinos y bebidas alcohólicas le cuesta a la industria global miles de millones de dólares al año. The Guardian publicó que se calcula que hasta el 25% del vino que se comercializa en el mundo no contiene lo que dice su etiqueta. Y esa rémora afecta a los productos de colección pero también a los de gama media y baja.

En una entrevista publicada por Forbes, la especialista Maureen Downey, descripta como una suerte de "Sherlock Holmes de los vinos", reseñó algunas experiencias de falsificación que se dieron en la última década, al tiempo que aclaraba que el problema no reside sólo en las etiquetas sino en diferentes tipos de adulteración e incluso en los inescrupulosos que rellenan las botellas auténticas con productos que no son el original.

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Maureen Downey se dedica a detectar falsificaciones de vinos.

Maureen Downey se dedica a detectar falsificaciones de vinos.

Downey contó que en hasta el 20% de las cosechas 2016 y 2017 de la producción de Côtes du Rhône (Francia) resultó ser falsa. También recordó un caso de 10 millones de unidades de vino español que estaban etiquetadas como Provençal Rosé y, claro, no lo eran.

En febrero de 2022, The Guardian retomó el análisis de un fenómeno que sigue en alza, y destacó que "los vinos suelen cuidarse menos que las joyas, pero pueden ser un objetivo igual de tentador para el crimen". En 2019, de hecho, ladrones hicieron un agujero en el sótano de un restaurant de París y se llevaron botellas por un total superior a los 600 mil euros.

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