Comportamiento de mascotas

Por qué los gatos caen siempre en cuatro patas

El comportamiento de estas mascotas siempre da que hablar. En este caso, la agilidad y flexibilidad permite que los gatos caigan siempre en cuatro patas

Por UNO

Los gatos son los felinos que más conviven con los humanos. Su particular carácter y forma independiente de vida hacen que las personas sientan gran cariño por estas mascotas. Distintos a cualquier otro animal, los gatos conquistan al humano con actos característicos como el ronroneo o el movimiento de sus tiernos bigotes.

Una de sus grandes características es que siempre caen parados. Sea que saltan desde un árbol o pierden el equilibrio desde un segundo piso, el 99% de las veces los gatos caen en cuatro patas.

He aquí por qué los gatos son tan intrépidos: no solo tienen una gran habilidad para no caerse, sino que también, cuando esta habilidad les falla, hacen uso de una habilidad complementaria: la de "caer bien".

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Los felinos tienen habilidades únicas para caer parados en cualquier superficie.

Los felinos tienen habilidades únicas para caer parados en cualquier superficie.

Los gatos urbanos pasan mucho tiempo sobre techos, por eso caen con frecuencia desde varios pisos sobre una superficie dura y logran sobrevivir sin lesiones. Pero, ¿qué es lo que le permite a los gatos caer siempre parados?

Por qué los gatos caen siempre parados

Pesan poco

Con un peso promedio de entre 3,6 y 4,5 kilogramos, el cuerpo liviano del gato lo lleva a gozar de una velocidad terminal menor. Esto quiere decir que, cuando caen en la superficie, alcanzan un punto en que la resistencia del aire equilibra y compensa la aceleración de su cuerpo.

Equilibrio interno

El gato posee un increíble aparato vestibular del oído interno que le permite determinar al instante la posición de su cuerpo respecto al suelo. Este sistema sensor es tan preciso que funciona como un giroscopio: le informa al animal sobre los cambios en la orientación del cuerpo en relación al sistema nervioso central.

Su oído interno tiene un excelente mecanismo de equilibrio que le permite girar en el aire durante una caída de tal manera que aterriza en las cuatro patas.

Agilidad corporal

Como complemento a ese magnífico equilibrio, cuando el gato siente que está fuera de su eje, tuerce su ágil cuerpo al instante y se prepara para llegar a salvo a la tierra.

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La gran flexibilidad del felino le otorga capacidades inigualables a sus patas, protagonistas de cada excelente aterrizaje.

Durante el vuelo, las patas del gato se dobla. Por eso, al tocar el suelo, la fuerza del impacto no se transmite directamente a los huesos, sino que se distribuye entre los músculos y las articulaciones.

Cuando llega a la superficie, el impacto de la caída se distribuye uniformemente en las cuatro patas. Finalmente, la caída termina siendo delicada y sútil gracias los huesos de los gatos suelen estar unidos por músculos, y no por ligamentos.

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Cuando las patas del gato tocan el suelo, la fuerza del impacto se distribuye entre los músculos y las articulaciones. 

Cuando las patas del gato tocan el suelo, la fuerza del impacto se distribuye entre los músculos y las articulaciones.

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