Un descubrimiento imposible de quebrar
El australiano llevó su descubrimiento a casa e intentó abrirlo con todos los métodos posibles.
Una sierra, una amoladora, un taladro e incluso ácido fueron algunas de las herramientas que utilizó sin éxito.
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El descubrimiento fue realizado de casualidad.
Ni siquiera un martillo logró agrietar aquella misteriosa roca que Hole estaba convencido escondía una pepita de oro.
Años después, intrigado por la resistencia del objeto, decidió llevarlo al Museo de Melbourne para su identificación.
El geólogo Dermot Henry notó inmediatamente las características distintivas de la roca.
"Tenía ese aspecto esculpido, con hoyuelos, que se forma cuando atraviesan la atmósfera mientras se derriten por fuera", explicó Henry al Sydney Morning Herald.
La pieza resultó ser un meteorito de 17 kilogramos con una antigüedad de 4.600 millones de años.
Un hallazgo extraordinario para la ciencia
Los investigadores utilizaron una sierra diamantada para extraer una pequeña muestra y analizar su composición.
El estudio reveló que se trata de una condrita ordinaria H5, rica en hierro y con pequeños cristales de minerales metálicos llamados cóndrulos.
El meteorito de Maryborough es apenas el decimoséptimo encontrado en el estado de Victoria.
"Los meteoritos son la forma más económica de exploración espacial", destacó Henry.
Estas rocas del espacio exterior transportan información vital sobre la formación del Sistema Solar.
Algunos ejemplares contienen incluso polvo estelar más antiguo que nuestro sistema planetario.
Los científicos estiman que el meteorito llegó a la Tierra hace entre 100 y 1.000 años.
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Su origen probable se ubica en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter.
El equipo de investigación publicó sus hallazgos en Proceedings of the Royal Society of Victoria.
Este valioso objeto del espacio exterior pasará a formar parte de la colección del Museo de Melbourne.