Nos morimos por enfermos y por solos. Quizás más por lo segundo que por lo primero. El espíritu, el ánimo, son determinantes cuando el cuerpo necesita soportar un ataque. En la pandemia esto es muy evidente. El físico y el alma de los que enferman van a la par, peleando la batalla. Por eso una enfermera brasileña ideó para sus pacientes con Covid-19 de terapia intensiva una manera muy simple de calmarlos: dos guantes de látex llenos de agua tibia, entrelazados, fingiendo ser una mano, envolviendo a su vez la mano de los pacientes con el objetivo de, al menos, fingir un contacto humano.