Muchas personas son las que, una vez utilizada, deciden tirar a la basura la cáscara de las cebollas. Lo que estos no saben, es que este elemento puede tener grandes beneficios para la salud, sobre todo en lo que respecta al cuidado de la piel.
Muchas personas son las que, una vez utilizada, deciden tirar a la basura la cáscara de las cebollas. Lo que estos no saben, es que este elemento puede tener grandes beneficios para la salud, sobre todo en lo que respecta al cuidado de la piel.
La cáscara de cebolla es buena para la piel debido a su alto contenido de antioxidantes, compuestos antiinflamatorios y propiedades que ayudan a reducir la hiperpigmentación y mejorar la elasticidad, entre otras características.
Entre los componentes más destacados de las cebollas se encuentra la quercetina, un flavonoide con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que contribuyen a proteger y regenerar la piel.
Por otro lado, el alto contenido de vitamina C en la cáscara de cebolla contribuye a aclarar la piel y reducir manchas oscuras o hiperpigmentación. Además, es importante para la producción del colágeno.
Según especialistas, el uso de tónicos o mascarillas elaborados con cáscaras de cebollas puede ayudar a igualar el tono de la piel y mejorar su apariencia general, ya que inhibe la producción de melanina, que es el pigmento responsable de las manchas.
Como si todo esto fuera poco, hay que decir que las cáscaras de cebollas poseen potentes propiedades antiinflamatorias, lo que las convierten en un remedio natural para calmar la piel irritada. Por ejemplo, puede ser utilizada por las personas que sufren acné.
Existen varias formas prácticas de incorporar las cáscaras de cebollas en la rutina del cuidado de la piel. Entre las opciones más destacadas se encuentran tónicos, mascarillas, baños relajantes y exfoliantes suaves.
Es importante realizar una prueba de parche antes de aplicar cualquier producto elaborado con cáscaras de cebollas en el rostro, para evitar posibles reacciones alérgicas o irritaciones.