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No es su tamaño: el verdadero milagro de los mega cruceros está en sus cocinas

Lo que más sorprende de los mega cruceros no es solo su capa exterior, sino el interior que pocos conocen, su cocina

Cuando pensamos en mega cruceros, solemos maravillarnos con sus dimensiones descomunales. Estos barcos suelen tener más de 360 metros de eslora, 250.000 toneladas y capacidad para transportar a miles de pasajeros.

Pero detrás de esa mole flotante hay un desafío aún más asombroso que construirla: alimentarla. Un barco que funciona como una ciudad en alta mar necesita una infraestructura culinaria capaz de sostener, varias veces al día, a más de 5.000 viajeros y una tripulación que supera las 2.000 personas. Y ese proceso, oculto bajo las cubiertas de los cruceros, es donde ocurre la verdadera proeza.

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No es su tamaño: el verdadero milagro de los mega cruceros está en sus cocinas

El crucero Symphony of the Seas, antecesor del Icon y durante años el crucero más grande del mundo, es una muestra perfecta de este milagro logístico. La periodista Sophie-Claire Hoeller, tras embarcarse para documentar sus cocinas, descubrió un sistema que combina precisión industrial, planificación quirúrgica y un ritmo de trabajo que nunca se detiene.

En una semana caótica, el barco podía llegar a servir comida para casi 9.000 personas, muchas de las cuales comen hasta ocho veces al día. Mantener ese flujo requiere de 23 restaurantes, seis grandes cocinas centrales, un ejército de chefs y un almacén capaz de mover toneladas de alimentos sin margen de error.

Las cifras hablan por sí solas:

  • 500 palés cargados cada sábado
  • 30 camiones llenos de víveres
  • un millón de dólares en mercancía semanal
  • un “colchón” extra de dos a tres días por cualquier imprevisto.

Todo debe almacenarse y distribuirse con exactitud, porque un restaurante sin stock a mitad del océano es un lujo que un crucero no puede permitirse.

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Lo más impresionante de las cocinas de un megacrucero

La cocina de los cruceros se distingue por:

  • Un equipo gigantesco: 1.850 personas dedicadas a alimentar a pasajeros y tripulación, incluyendo 285 chefs.
  • Un flujo ininterrumpido: las cocinas funcionan 24/7 sin pausas y con menús que cambian según el tipo de clientela.
  • Carga titánica de alimentos: cada semana se embarcan toneladas de carne, pollo, patatas, huevos y más de 100 variedades de postres.
  • Consumo desmesurado: en siete días se consumen 6.800 kg de carne, 9.100 kg de pollo, 10.000 docenas de huevos y 2.300 kg de patatas.
  • Restaurantes especializados: de los 23 locales, solo 12 tienen cocina propia, el resto depende de las seis cocinas centrales.
  • Planificación extrema: cada restaurante pide con 24 horas de antelación sus provisiones.
  • Redundancia obligatoria: siempre se carga comida extra para evitar quedarse sin abastecimiento.

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