El Global Elephant Sanctuary de Brasil comunicó este viernes la muerte de la elefanta Pocha, de 57 años. Junto a su hija Guillermina, ambas habían sido trasladadas desde el Ecoparque de Mendoza al santuario de Brasil hace casi 5 meses.
El Global Elephant Sanctuary de Brasil comunicó este viernes la muerte de la elefanta Pocha, de 57 años. Junto a su hija Guillermina, ambas habían sido trasladadas desde el Ecoparque de Mendoza al santuario de Brasil hace casi 5 meses.
"Con gran pesar anunciamos esta mañana que Pocha pasó su última noche. Si bien aún no sabemos la causa de la muerte, se realizará una necropsia en breve para ayudarnos a determinar qué sucedió, aunque es posible que no tengamos resultados de inmediato", sostuvieron desde el santuario de Brasil ubicado en el medio de la selva en el Mato Grosso.
Pocha y Guillermina habían llegado el jueves 12 de mayo pasado al santuario, donde había mucha gente para capturar el momento exacto en el que salieran de sus contenedores, en los que viajaron durante 5 días desde Mendoza. Aunque tardaron algunas horas, las elefantas dejaron el recinto y se unieron a la vida silvestre con sus pares sin problemas.
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La institución expresó en un comunicado que "mientras Pocha estuvo en Mendoza, en ocasiones vimos pequeños signos que nos hicieron preocuparnos de que tuviera problemas de salud subyacentes, pero nunca se diagnosticó. Cuando ella y Guillermina llegaron aquí al Elephant Sanctuary Brasil, había tenido algunos problemas para comer, pero, después de una inyección de multivitaminas, mejoró".
"Hace unos días, notamos que era exigente con su heno, aunque todavía estaba pastando y disfrutando de todos los productos que le daban. Después de una inyección de vitaminas se vio más brillante y, aunque todavía estaba cansada, tenía más luz en los ojos. Sin embargo, cuando volvimos a verla más tarde esa noche, descubrimos que había fallecido", informaron los especialistas.
Desde el refugio se refirieron a la situación de la hija de Pocha: "Guillermina (de 23 años), que compartió los patios cerca del granero con su madre, gritó largamente para llamar a sus amigos, y se pudo escuchar cómo respondían a ella. Una vez que abrimos las puertas para que entraran las otras chicas, Bambi, Mara y Rana estaban allí esperando para estar con Guille".
"Justo después de la medianoche, todos se pararon en diferentes lados de Pocha, tranquilos y relajados, teniendo uno de esos momentos de elefante que solo ellos entienden. Un poco antes de las 4 am", agregaron.
Además, los cuidadores señalaron que "con todos nuestros años trabajando con elefantes, nunca habíamos visto este nivel de apoyo de manada brindado a otro durante un fallecimiento. Su apoyo está demostrando ser mucho más familiar de lo que hemos presenciado en el santuario en el pasado y, aunque es triste, también hay algo increíblemente hermoso en lo que está sucediendo".
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Sobre la conducta de Guillermina -que nació en el ex Zoológico de Mendoza- añadieron que "a medida que va comprendiendo que murió Pocha, la elefanta ha sido muy amable con su madre. La toca y la huele y la acaricia con su trompa, pareciendo intuir que su madre ya no es de esta tierra. Si bien Guille no se paró completamente sobre el cuerpo de su madre (lo que a veces hacen los elefantes), maniobró muy suavemente sus pies sobre las patas delanteras de Pocha y se quedó allí por un tiempo".
"Aunque este es un momento difícil y puede ser difícil procesar tal pérdida, estamos agradecidos con Pocha por el amor y la estabilidad que pudo brindarle a Guillermina 24 años", finalizaron a modo de despedida los integrantes del santiuario de Brasil.
Después de conocerse la noticia de la muerte de Pocha muchas personas dejaron mensajes de cariño en el sitio web de Global Elephant Sanctuary.