“No es casualidad que Eka haya elegido este día para trascender: 29 de septiembre, Día Mundial del Corazón. Porque está en todos nuestros corazones, y porque su legado será amor, compasión y empatía”, expresaron los padres de la niña en su cuenta de Instagram.
Con una foto emotiva de Eka, compartieron la triste noticia y manifestron todo su amor hacia la nena que peleó hasta el final: “Sé en el fondo de mi corazón que estás bien. Sin dolor, sin cables, sin cosas feas. Solo SOS vos, Eka. Jugando, bailando, tomando todos los pediasure que quieras”.
“A cada uno que pasó por tu vida le enseñaste algo, definitivamente viniste a cumplir con una misión hermosa. Generar empatía, consciencia y acercarnos más al AMOR porque esa palabra te define Eka, AMOR. Te fuiste de este mundo pura, sin cometer un solo pecado. Te fuiste limpia, en paz y tranquila, y así te recibieron en el cielo. Te amamos tanto, nos duele. Pero también nos da paz. Te amamos, hasta el fin del mundo y el comienzo de los cielos", decía el posteo de la familia.
La niña era oriunda de Comodoro Rivadavia, y nació con hipoplasia de ventrículo izquierdo, una cardiopatía congénita severa. Desde ese momento su vida pasó por varias cirugías, internaciones y una larga espera.
La pequeña había sido trasladada hace un año al Hospital Italiano de Buenos Aires en busca de una oportunidad para seguir viviendo. El grave deterioro de su estado de salud en los últimos tiempos alcanzó su punto más complicado por lo que ya no era posible realizar el trasplante que tanto había necesitado. Frente a este panorama, los médicos y la familia decidieron no volver a incluirla en la lista de espera del Incucai, informó La Mañana de Neuquén.
Anastasia, la mamá de la niña, relató hace unos días en el canal TN que “hasta hace un mes Eka era una nena que transitaba la enfermedad bien, pero sufrió múltiples accidentes cardiovasculares y no volvió a ser la misma. Le surgieron problemas en los intestinos, escaras en la piel y, lo más complejo, un daño neurológico severo. Murieron muchas partes de su cerebro”.
La mujer luego agregó: “Se levantaba todos los días con ganas de bailar. Y eso nos hacía bailar a nosotros. Nunca quiso rendirse, siempre quiso vivir sonriendo”.
A partir de este triste momento, el nombre de Ekatherina quedará asociado a la causa de la donación de órganos y a la necesidad de que más familias tomen la decisión de donar vida cuando ya no sea posible seguir viviendo.