El 1 de julio de 1974, hace 46 años, falleció Juan Domingo Perón, el líder popular que fue presidente de la Nación por tres períodos, dos de ellos entre 1946 y 1955, y el último desde 1973 cuando regresó tras haberse exiliado durante 18 años en España.
El fundador del movimiento peronista murió a los 78 años siendo presidente y fue reemplazado por su esposa y vicepresidenta María Estela Martínez de Perón, quien sería derrocada por el golpe militar de marzo de 1976.
La congoja popular ante la pérdida del hombre que había concedido derechos sociales y ciudadanos a los trabajadores argentinos era enorme, tanto como la incertidumbre que provocaba el vacío político que dejaba con su ausencia.
La relación con el pueblo estaba intacta
Pese a que los tiempos felices junto a Evita habían quedado atrás y su último período lo encontró rodeado de oscuros referentes como José López Rega y la propia Isabelita, entre otros, la relación de Perón con el pueblo estaba intacta.
Los diarios de la época dan cuenta de que su deceso era esperable pero cuando sucedió, el 1 de julio de 1974 a las 13.15, se desató la mayor muestra de tristeza colectiva de que se tenga memoria en el país.
No lo lloraron en la Sociedad Rural Argentina, tampoco las Fuerzas Armadas y menos los ejecutivos de las grandes empresas. A Perón los empezaban a extrañar los colimbas, suboficiales, peones rurales, obreros, estudiantes y pequeños empresarios. La gente del pueblo, no todos, pero claramente sí una mayoría.