Especie en peligro

Más de 2.000 olmos del parque San Martín están infectados con una plaga de cascarudos

El ingeniero agrónomo Guillermo Anzorena explicó cómo los han intentando combatir sin éxito. Los árboles en el parque ícono de Mendoza deberán ser reemplazados

Unos 2.000 olmos bola plantados en el parque San Martín están infestados por una plaga de cascarudos que los afecta hasta poner sus hojas transparentes y debilitar sus ramas. Cualquiera que pase circulando por una de las calles aledañas al lago puede apreciar en qué estado se encuentran.

Estos olmos que no son una especie típica de América del Sur sino de Europa, se trajeron a pedido de Carlos Thays, el arquitecto francés que realizó el diseño del Parque.

Sobre esta problemática el ingeniero agrónomo Guillermo Anzorena, encargado del arbolado del parque San Martín, explicó que es lo que hacen para sanear los árboles, pero aclaró que en un futuro no tan lejano, los olmos deberán ser reemplazados por otras especies más adaptadas a las condiciones climáticas actuales y resistentes a las pestes.

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Las hojas de los olmos lucen con manchas o directamente se ven casi transparentes en las calles del parque San Martín.

Las hojas de los olmos lucen con manchas o directamente se ven casi transparentes en las calles del parque San Martín.

Cómo se combate el cascarudo del olmo

Anzorena explicó que “se plantaron muchos olmos bola, una especie fantástica por su forma y su resistencia inicial al clima mendocino. Pero al no ser nativa, aquí no tiene enemigos naturales que controlen sus plagas”.

El principal problema es el ciclo de vida del insecto: conviven huevos, larvas y adultos al mismo tiempo, lo que obliga a utilizar distintos productos y a realizar varias aplicaciones por año. La tarea es ardua y debe coordinarse con precisión.

“Empezamos a fines de agosto con aceite mineral e insecticida. Cuando llega el calor, se intensifica el daño larval. Lo que hacen las larvas es comerse el mesófilo de la hoja y dejan solo las nervaduras y la piel, como si le sacaran el relleno a un sánguche”, graficó el técnico. Eso impide que el árbol haga fotosíntesis y lo debilita progresivamente.

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Una enredadera con una flor roja que aprovecha la debilidad del olmo para debilitarlo aún más.

Una enredadera con una flor roja que aprovecha la debilidad del olmo para debilitarlo aún más.

Las pulverizaciones, que antes eran ocasionales por falta de presupuesto, ahora se hacen de manera sistemática, aunque con restricciones. "En diciembre y enero paramos porque con 40 grados no se puede pulverizar, los productos se evaporan enseguida. Y lo hacemos de noche, porque si ponemos cintas durante el día, igual las cruzan y se exponen”, contó el profesional.

Árboles afectados por el cambio climático

El cambio climático también juega en contra. "Antes, los inviernos crudos mataban a la plaga. Pero ahora tenemos vuelos de adultos en pleno julio. Eso demuestra que ya se adaptaron a nuestro clima”, afirmó el ingeniero agrónomo.

Aunque se han intentado otras técnicas como la endoterapia -inyecciones al tronco-, los resultados no fueron alentadores. Y el ciclo de reproducción del olmo complica todo aún más. "Sus semillas, las sámaras, germinan en los lugares más insólitos. Tenemos olmos creciendo en los bosques, donde no podemos fumigar porque afectamos a la fauna. Entonces, por más que controlemos en la ciudad, la plaga vuelve desde esos focos”, añadió.

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Los olmos afectados por la plaga del cascarudo lucen sus hojas blancas como si estuviesen secas por el otoño.

Los olmos afectados por la plaga del cascarudo lucen sus hojas blancas como si estuviesen secas por el otoño.

Si bien algunas especies como el aguaribay han respondido bien a los tratamientos contra sus propias plagas, el olmo representa un problema mucho más complejo. Por eso, algunos técnicos ya plantean la necesidad de retirarlos.

"Se había pedido la erradicación de los olmos del Rosedal, pero no se aprobó por ser árboles patrimoniales. Aun así, sabemos que es una especie que ya no podemos sostener en el parque San Martín. Hay ejemplares que no están secos del todo, pero tienen ramas muertas, ahuecadas, que debemos podar. Y eso debilita aún más su estructura”, concluyó.

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