Proyecto Mochi

Marcelo es vendedor de huevos, quiere armar mochilas para niños sin recursos y pide ayuda

Marcelo Dulcimasco es comerciante de Maipú. Busca incentivar la solidaridad y que el Proyecto Mochi Mendoza llegue a 1.700 alumnos que no tienen recursos para comprar sus útiles

Un vendedor de huevos está armando una mochila escolar para donar con ayuda de sus clientes. La intención es contagiar de solidaridad a su comunidad y que a ningún chico de Primaria le falten útiles escolares para iniciar las clases.

Marcelo Dulcimasco tiene 43 años, dos hijos adolescentes, una mujer con la que da pelea todos los días para salir adelante, y un negocio de venta de huevos en Maipú que trabaja a buen ritmo para cumplir su objetivo.

Pero también hace deportes, corre en un grupo de maratonistas. En ese contexto conoció a Adriana Infante, docente e ideóloga del Proyecto Mochi Mendoza, campaña que está cumpliendo su octava edición. Y que, en medio de la crisis económica del país, busca redoblar esfuerzos solidarios para llegar a marzo con la entrega de 1.700 mochilas a alumnos de 42 escuelas primarias de toda la provincia.

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El comerciante de huevos se prendió a la campaña con ayuda de sus clientes.

El comerciante de huevos se prendió a la campaña con ayuda de sus clientes.

Desde hace 8 años, el Proyecto Mochi mendocino que tiene como fin la donación de mochilas con útiles escolares para que chicos en situaciones de vulnerabilidad puedan comenzar las clases. Y para este ciclo lectivo 2024, aumentó considerablemente la cantidad de familias de alumnos de 1° a 7° que necesitan la colaboración de la gente para completar la lista de materiales que utilizarán durante el año escolar.

Contagió solidaridad y ahora va por más

Marcelo no dudó en sumarse a la iniciativa de su compañera de maratones, Adriana. Eso sí, sabía que la misión iba a ser difícil de alcanzar en solitario, con el aporte suyo y de su familia. Entonces, no tuvo mejor idea que diseñar una caja de cartón vistosa con un cartel que animara a la solidaridad. Y la instaló en un lugar estratégico de su local de venta de huevos, ubicado en pleno centro del departamento de Maipú, a dos cuadras de la plaza.

"Conozco a Adriana Infante porque entrenamos juntos en el grupo Somos Empower, salimos a correr y hacer maratones. Cuando me contó, me gustó la idea y como sabía que solo con mi familia no íbamos a poder armar la mochi, se me ocurrió poner una caja llamativa en el negocio para que mis clientes se sumen y nos ayuden", relata el comerciante cuya idea está dando excelentes resultados.

Tal fue la reacción de sus compradores que Marcelo no sólo ya casi tiene armada su mochila para donar a Anahí -la alumna que le tocó ayudar- sino que continúa recolectando útiles para armar otra y así que sus clientes sean quienes entreguen también a otro niño o niña en lista de espera.

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Marcelo Dulcimáscolo - Comerciante de huevos – Proyecto Mochi – Útiles escolares (2).jpeg
Marcelo tuvo tanto éxito en la convocatoria para que sus clientes donen que ahora sigue juntando útiles para armar otra mochila.

Marcelo tuvo tanto éxito en la convocatoria para que sus clientes donen que ahora sigue juntando útiles para armar otra mochila.

Marcelo anuncia contento que "estamos preparando la mochi para Anahí de la escuela Héroes de Malvinas; tenemos casi todo, sólo nos estaría faltando la mochila". Y orgulloso destaca: "Es tanta la ayuda de la gente que seguimos juntando más útiles para ayudar a armar otra mochi aparte de la de Anahí". "Es tanta la ayuda de la gente que seguimos juntando más útiles para ayudar a armar otra mochi aparte de la de Anahí".

Confiesa que "me emocionó todo lo que me contaba Adriana que hacían para conseguir las mochilas y cuánto las necesitaban esos chicos; por eso quería sumarme, colaborar y aportar algo al menos". Y lo está logrando junto a su familia y sus clientes.

"Me hace bien saber que ahora soy un eslaboncito más de esta campaña solidaria", declara el papá de dos hijos, uno de 22 años y otro de 14, quien cuenta: "Nunca me pasó de no poder comprarle todo lo que han necesitado para la escuela, pero sí uno entiende que hay realidades más difíciles; a mi madre se le ha complicado cuando yo era chico".

Marcelo viene realizando acciones solidarias como esta cada vez que puede; por ejemplo, todos los meses dona huevos al comedor comunitario Mil Sonrisas del barrio Metrotranvía de Luzuriaga. "Gracias a Dios, tengo trabajo y trabajo bien, no me puedo quejar. Todo es posible, con esfuerzo y con ganas se sale siempre adelante", concluye.

Una campaña liderada por mujeres

Son 7 mujeres, con la docente Adriana Infante a la cabeza, las que llevan adelante el Proyecto Mochi Mendoza, una campaña solidaria que -si en esta edición logra su objetivo- llegará a las 20.000 mochilas de escuela donadas en 8 años.

Esta iniciativa funciona de la siguiente manera: cada octubre las organizadoras hacen una convocatoria abierta a los directivos de todas las escuelas primarias públicas de Mendoza. "Ellos consideran a qué alumnos de 1° a 7° se podría beneficiar con este proyecto y realizan la inscripción", detalla Infante, maestra de escuela durante 20 años que hoy se desempeña en una sede de supervisión de Primaria.

Luego, de esa inscripción con el listado de alumnos las mujeres procesan una base de datos para poder asignar los niños con nombre, grado y escuela, de este modo quien dona conoce el destino y el destinatario de la donación.

Proyecto Mochi
Esta es la octava campaña del Proyecto Mochi Mendoza.

Esta es la octava campaña del Proyecto Mochi Mendoza.

A esto le sigue la etapa de asignación, que es cuando empieza la búsqueda de personas o empresas que quieran donar esas mochis a esos niños que las están esperando. Una vez que se cumplió este paso fundamental, cada donante arma la mochila para el alumno asignado, lo que le permite hacerlo de forma personalizada, rotular los útiles y hasta sumarle una carta o mensaje de buenos augurios para su inicio escolar.

Una vez armada la mochi, se entrega en alguno de los puntos de recepción de la campaña, ubicados en distintas partes de Mendoza. Las organizadoras las acopian y clasifican por escuelas para que cada directivo retire las suyas y entregue a sus alumnos beneficiarios.

Adriana Infante define esta propuesta como "un puente, nosotras no contamos con nada material, sólo somos un puente entre ese niño que está esperando la mochila y ese donante que manifiesta su deseo de dársela". Y reconoce que la situación económica actual desafía a redoblar esfuerzos.

"La crisis del país hace que cada vez menos gente se contacte para colaborar, armar una mochi tiene un costo importante con los precios tan altos de los útiles escolares, es una donación grande hoy para una sola persona", considera y por ello apuesta a que la gente se una a sus familiares y amigos para armar la mochi y así cumplir con el objetivo. "Tenemos unos 800 niños a los que todavía no podemos conseguirles su mochila, pero no perdemos las esperanzas; personas como Marcelo nos confirman que vamos a lograrlo", afirma la responsable del Proyecto Mochi Mendoza.

Infante, quien se inspiró en una iniciativa similar que se hace en Buenos Aires, evalúa que a lo largo de estos años la campaña ha ido creciendo no sólo en número sino también en organización. Y explica: "Cada año se va mejorando más y más, y se involucra un montón de gente que -si bien no es responsable- está colaborando con nosotras en distintos aspectos como la logística, la recepción de mochis o el espacio para acopiarlas y ordenarlas. Hay un montón de personas que trabajan detrás nuestro para que esto salga precioso".

Quienes se interesen en el proyecto, se pueden comunicar con la organización a través de redes sociales o Whatsapp (2616 152811) para que les asignen ese estudiante, con nombre, grado y escuela a la que pertenece. Hay dos opciones para armar la mochi: una para niños de 1° a 3° y otra para los que cursan de 4° a 7°. En ambos casos, difieren los materiales de estudio y equipamiento para trabajar en clase.