A las 4 de la mañana, en medio de calles congeladas y cubiertas de escarcha, un vehículo que transitaba a gran velocidad lo embistió. Martín cayó al piso y golpeó su cabeza. Tres días después, murió en un hospital, dejando un vacío enorme en su familia y amigos.
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Sus restos llegarán a Mendoza en las próximas horas, y su familia planea despedirlo el venidero 18 de enero en un tributo con alegría y rodeado de quienes lo querían, con un homenaje especial que reunirá a sus amigos del mundo del arte, donde siempre dejó su huella. Según sus seres queridos, no es casualidad que las últimas palabras que escribió en un grafiti fueran “amor y vida”.
El velatorio íntimo se realizará apenas los restos se encuentren en Mendoza. La fecha se estima este jueves. "Definiremos allí el sepelio de manera que nos acompañe la gente querida", dijo su mamá.
La repatriación
La repatriación de los restos pudo llevarse a cabo gracias a una campaña que aún sigue activa. El papá de “Tincho”, Daniel Raigón, se encuentra en Montenegro realizando los trámites correspondientes. Según pudo saberse, el protagonista del hecho tiene 18 años y circulaba junto a su mamá y su hermana. No estaba alcoholizado.
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Martín y su papá Daniel, en Mendoza, el año pasado.
Gentileza
Su mamá, María, se enteró del hecho mientras estaba trabajando en la terminal de micros de Mendoza. “Me desvanecí. No tengo consuelo. La vida es hoy, no sabemos si mañana estamos”, sostuvo.
Un joven apasionado
“Mi sobrino era un chico que todo lo hacía con amor. Y así se fue, después de haber trabajado toda la noche con la misma pasión que volcó siempre a cada emprendimiento”, recordó su tía Marcela en diálogo con UNO.
“Martín era un chico versátil, apasionado, que amaba los grafitis, los tatuajes y la música electrónica. Siempre fue muy responsable”, concluyó Marcela, con el dolor de la partida de su sobrino, un joven que vivió intensamente y dejó huellas.