Fermín López tenía un año y 10 meses cuando le diagnosticaron leucemia. Fue a mediados de 2013. Su mamá, Soledad Robles, lo llevó a que lo viera un médico en Ubajay, la localidad donde viven, y también viajó a Colón y a Concordia para que lo revisaran, ya que además de sufrir un broncoespasmo ella lo veía demasiado pálido”.
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“Él ya había estado internado a los cinco meses por un broncoespasmo. Yo insistía con que lo veía muy pálido, pero me decían que no, hasta que en Concordia dimos con un médico que coincidió en que no le gustaba nada el color que tenía su piel. Ahí le hicieron todos los análisis y lo llevamos a la madrugada al hospital materno infantil San Roque, en Paraná, donde nos confirmaron que tenía leucemia”, le contó a UNO de Entre Ríos la mujer, que celebra la vida junto al pequeño, que hoy tiene 8 años, y a Abril, su hija de 13.
En julio se cumplirán siete años desde que le informaron que padecía esta enfermedad, y a pesar de la inquietud y los miedos que aparecen en un momento así, Soledad se mantuvo fuerte y se quedó con su hijo los ocho meses que debió permanecer internado, acompañándolo en cada sesión de quimioterapia. Su hija quedó en su pueblo, al cuidado de su papá, hasta que pudieron regresar.
Ubajay queda en el Departamento Colón, a unos 230 kilómetros de la capital entrerriana, y tiene alrededor de 3.500 habitantes. Fueron muchos los viajes que hicieron Fermín y Soledad para continuar el tratamiento de manera ambulatoria y realizar los controles de rutina.
Ahora hacía un año que no visitaban el nosocomio, y si bien ella suponía que el alta definitiva estaba cerca, calculando los años que habían pasado, jamás pensó que se lo iban a anunciar el viernes 19 de mayo, y por videollamada, una vía de comunicación que se volvió frecuente en estos tiempos de pandemia.