En este sentido, cuando guardamos latas de este tipo por mucho tiempo, suelen oxidarse o herrumbrarse perdiendo su forma. Cuando esto ocurre lo mejor es tirarlas o desecharlas en la tierra, pero antes que suceda puedes ponerte manos a la obra y darles una segunda vida.
Hoy hablaremos de las latas de leche en polvo, que para muchos terminan en la basura sin saber que en realidad se trata de oro en el mundo del reciclaje. Resistentes, duraderas y fáciles de transformar, pueden convertirse en objetos útiles y decorativos para el hogar.
Las latas de leche en polvo están hechas de hojalata o aluminio, materiales altamente reciclables y reutilizables. Gracias a su resistencia y tamaño, son ideales para múltiples usos: desde organizadores hasta macetas o lámparas artesanales.
Además, darle una segunda vida a estas latas reduce la generación de residuos y contribuye a un estilo de vida sustentable, donde el ingenio y la creatividad juegan un papel clave. Con muy pocos elementos, una simple lata puede convertirse en un objeto funcional o decorativo:
Para ponerte manos a la obra, deberás tener 1 lata de leche en polvo vacía y limpia, pintura en aerosol o acrílica, pegamento, papel decorativo, tela o cuerda de yute y herramientas básicas que puedes llegar a usar (tijera, cúter, martillo y clavos pequeños si se hacen perforaciones).
Ahora es momento de crear, con tus propias manos, un organizador de escritorio. Para ello, sigue estas instrucciones del paso a paso:
Cada lata de leche reciclada es una oportunidad para crear algo nuevo, ahorrar dinero y reducir la basura del hogar. Lo que parece un desecho puede convertirse en un aliado para organizar, decorar o incluso iluminar tu casa.