Nosotros en la cuarentena hacíamos más de cien viandas diarias, pero ahora las donaciones no alcanzan Nosotros en la cuarentena hacíamos más de cien viandas diarias, pero ahora las donaciones no alcanzan
En medio de esta realidad, Jésica sigue haciendo funcionar el merendero Horita Feliz para los niños. Lo hace solo una vez por semana, y muchas veces comprando leche de su propio bolsillo.
Una jornada agotadora
Jésica contó que a los adultos que trabajan en los hornos de ladrillos les pagan según la cantidad de ladrillos que alcancen a cortar.
El proceso comienza a las 6 de la mañana, acarreando barro. Luego deben armar los ladrillos, emparejar y aplanar las orillas, cortar, apilar y tapar. En esto, al trabajador se le van 12 horas: la jornada termina cerca de las 19.
Cada mil ladrillos cortados, apilados y tapados, al trabajador le pagan 2.000 pesos. Hay jornadas que no alcanzan a cortar mil ladrillos, aún trabajando 12 horas.
A toda esta cadena de producción hay que sumarle el estado del tiempo. Cuando llueve, no sólo no se puede trabajar durante ese día, sino hasta que el barro se seque. Con la cantidad de lluvias que hubo en el verano, el trabajo disminuyó muchísimo.
"Hay semanas que sólo se pudo trabajar un día o dos. Esos momentos fueron muy duros y entonces nosotros comenzamos a entregar la mercadería que teníamos, para ayudar. Si ahora se viene una nueva ola y hay que volver a parar todo, no sé como será esta situación, porque la gente no tiene para comer ni para sus necesidades básicas"
Sólo una merienda por semana
El merendero Horita Feliz tuvo su momento de mayor producción en el 2020, durante los meses más estrictos del aislamiento.
"Llegamos a repartir 110 viandas por día, cocinábamos todos los días y también entregábamos meriendas".
Sin embargo, las donaciones bajaron muchísimo. Quedaron dos grupos que ayudan constantemente al merendero Horita Feliz. Uno es el de los Bosteros de Mendoza, un grupo de hinchas de fútbol (de Boca Juniors) que sostienen con lo que pueden aportar el emprendimiento solidario de Jésica y su familia. También reciben donaciones de cajas de leche de Somos Mendoza.
"Pero con la mercadería que podemos juntar solo nos alcanza para abrir el merendero una vez por semana, los viernes o sábados".
Además, Jésica destacó que el día que los chicos meriendan en Horita Feliz, es muy especial para ellos porque también juegan al fútbol, y se encuentran.
"Les sirve para despejarse, porque muchos viven una realidad muy dura en sus casas".
Faltan útiles escolares
Jésica contó que muchos de los chicos que asisten al Horita Feliz no han podido empezar las clases presenciales porque no tienen útiles. "Hemos salido a conseguir mochilas, conseguimos algunas cositas pero no han alcanzado"
En este sentido, pidió que quienes puedan ayudar, se comuniquen con ella al teléfono 261 4663642, o a través de la página de Facebook del comedor Horita Feliz.