La teoría del mono infinito plantea que un simio tecleando al azar podría escribir obras maestras de la literatura. Descubrí qué dice la ciencia sobre esta curiosa hipótesis matemática y cuánto tiempo tomaría realmente. A continuación te contaremos todos los detalles sobre la teoría.
La teoría detrás del experimento imposible
Imaginá un chimpancé sentado frente a una máquina de escribir, presionando teclas completamente al azar durante toda la eternidad. Según el teorema del mono infinito, ese primate eventualmente lograría escribir la obra completa de William Shakespeare, Don Quijote de Cervantes, o cualquier texto que se te ocurra. Aunque suene descabellado, esta idea tiene fundamentos matemáticos sólidos.
La idea original fue planteada por Émile Borel, en 1913.
El concepto se basa en el segundo lema de Borel-Cantelli, que establece un principio fascinante: si un evento tiene una probabilidad mayor a cero de ocurrir, y se repite infinitas veces de forma independiente, ese evento sucederá inevitablemente. En otras palabras, con tiempo ilimitado y suficientes intentos, lo improbable se vuelve inevitable.
Para entender la magnitud del desafío, consideremos un ejemplo simple. La probabilidad de que un mono escriba la palabra "hola" tecleando al azar en un teclado español (con 27 opciones entre letras y espacio) es aproximadamente de 0,0000019. Esto significa que necesitaría millones de intentos solo para producir una palabra de cuatro letras. Ahora multiplicá esa dificultad por las miles de palabras que componen una obra literaria completa.
Investigaciones que lo dicen
Aquí es donde la teoría choca brutalmente con la práctica. Investigaciones recientes han calculado que incluso si utilizáramos toda la población actual de chimpancés del planeta, escribiendo sin parar, no conseguirían producir más que unas pocas palabras coherentes antes de que ocurra la muerte térmica del universo, ese momento lejano en que toda la energía se habrá disipado.
Después de 1970, la popular imagen de los monos se extendió hasta el infinito.
La diferencia entre el infinito matemático y el tiempo finito de nuestro universo es abismal. Aunque matemáticamente el teorema es correcto, desde un punto de vista práctico resulta inaplicable. No existe tal cosa como un mono inmortal ni tiempo verdaderamente infinito.
Algunos experimentos digitales permiten simular este proceso mediante generadores de números pseudoaleatorios.






