Sin embargo, esta roca aislada ha desatado debates internacionales, inversiones multimillonarias e incluso tensiones diplomáticas. El motivo Su capacidad de transformar un pedazo de coral en una enorme zona económica exclusiva (ZEE) para Japón.
La roca cerca del mar de Japón en la que se invierte millones: es más pequeña que tu habitación
Ubicada a casi 1.700 kilómetros al sur de Tokio, Okino Torishima es literalmente una roca en medio del mar. Ninguno de sus fragmentos sobresalientes supera unos pocos metros cuadrados, y ninguno es habitable. Sin embargo, para la legislación marítima internacional, el estatus de "isla" frente al de "roca" puede cambiarlo todo.
Una isla genera una ZEE de hasta 200 millas náuticas, mientras que una roca, según la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, no puede generar ZEE si no puede sostener vida humana o actividad económica por sí misma.
Consciente de esta distinción, Japón ha invertido enormes cantidades de dinero desde los años 80 para preservar y reforzar los restos de Okino Torishima. El gobierno ha construido diques, estructuras de cemento y sistemas de protección para evitar que las olas la erosionen por completo. La justificación oficial es científica y ambiental, pero el trasfondo es evidente, si Okino Torishima desapareciera, Japón perdería un área marítima estratégica rica en minerales y recursos marinos.
La importancia de esta roca para el mar de Japón
Para Japón, Okino Torishima funciona como un pilar marítimo que extiende su ZEE hacia el sur, otorgándole derechos exclusivos de exploración en un territorio oceánico tan grande como varios países europeos juntos. Para China y Corea del Sur, por el contrario, la idea resulta inaceptable: argumentan que lo que Japón llama “isla” es, en realidad, una roca inhóspita que no cumple los criterios de la ONU y que no debería generar un reclamo marítimo tan vasto.
El debate no es menor. La región donde se encuentra Okino Torishima es considerada clave para el futuro. Allí se ubican rutas marítimas fundamentales y, bajo las aguas profundas, yacen potenciales reservas de minerales críticos, como nódulos polimetálicos que contienen manganeso, cobalto, níquel y tierras raras, esenciales para baterías, tecnología verde y productos de alta tecnología.






