El principal atractivo de esta planta son sus flores tubulares de color rojo intenso (punzó) que aparecen agrupadas en inflorescencias terminales. La floración es abundante y puede extenderse desde la primavera hasta el otoño, dependiendo de las condiciones climáticas.
Esta versátil planta nativa puede aprovecharse de múltiples formas en el jardín. Funciona maravillosamente como cubresuelos en pendientes o zonas difíciles gracias a su hábito rastrero. También luce espléndida en macetas y cestas suspendidas, donde sus tallos pueden colgar creando cascadas de color. En rocallas o jardines de bajo mantenimiento aporta un toque de color vibrante. Además, sus flores atraen polinizadores como mariposas y colibríes, añadiendo vida al espacio verde.
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Como especie nativa de Argentina, la Glandularia peruviana juega un papel importante en los ecosistemas locales. Sus flores proporcionan néctar a insectos polinizadores autóctonos, contribuyendo a la biodiversidad urbana. Su cultivo representa una forma de preservar el patrimonio natural regional frente a la tendencia de utilizar especies exóticas.
Cultivo y cuidados
La margarita punzó requiere pleno sol para una floración óptima, aunque tolera la semisombra sin mayores problemas. Se adapta a diversos tipos de suelo, pero prefiere los bien drenados con presencia de materia orgánica. En cuanto al clima, resiste tanto el calor como heladas moderadas, siendo una planta muy versátil para diferentes regiones de Argentina.
Esta planta tiene una notable resistencia a la sequía una vez establecida, lo que la convierte en una excelente opción para jardines de bajo consumo de agua. Durante su establecimiento inicial, es importante mantener el suelo húmedo pero no encharcado. En plantas ya establecidas, conviene regar moderadamente cuando el suelo esté seco, reduciendo la frecuencia durante el invierno, especialmente en zonas con precipitaciones regulares.
Aunque no es particularmente exigente en cuanto a nutrientes, se beneficia de una aplicación de compost o abono orgánico al inicio de la temporada de crecimiento. También responde bien a un fertilizante para plantas con flor de liberación lenta aplicado a principios de primavera. Es importante evitar el exceso de nitrógeno que puede promover el crecimiento foliar a expensas de la floración.
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Esta flor puede darle vida a tu jardín sin mucho esfuerzo.
Es recomendable recortar ligeramente la planta después de cada ciclo de floración para estimular la aparición de nuevas flores. A finales del invierno, resulta beneficioso realizar una poda más severa para mantener la forma compacta y renovar el follaje. La eliminación regular de las flores marchitas ayuda a prolongar el período de floración y mantiene un aspecto más ordenado.
La Glandularia peruviana puede multiplicarse fácilmente mediante diferentes métodos. Los esquejes son la forma más común: basta con cortar tallos de 8-10 cm en primavera o verano, eliminar las hojas inferiores y plantarlos en sustrato húmedo. También es posible dividir las matas establecidas en otoño o principios de primavera. Aunque menos común y más lento, el cultivo por semillas también es viable para jardineros pacientes.
Una de las grandes ventajas de la margarita punzó es su resistencia natural a plagas y enfermedades. Sin embargo, conviene estar atento a la posible aparición de pulgones en los nuevos brotes, especialmente en primavera. En condiciones de humedad excesiva pueden surgir problemas de hongos, por lo que es importante asegurar un buen drenaje. Los ejemplares cultivados en maceta pueden ocasionalmente verse afectados por cochinillas, que deberán tratarse con productos específicos o métodos orgánicos.
Esta hermosa planta autóctona combina belleza, resistencia y facilidad de cultivo, convirtiéndola en una excelente opción para jardines sustentables en Argentina, especialmente en zonas con restricciones de agua o para jardineros principiantes que buscan opciones de bajo mantenimiento con alto impacto ornamental y mucho color.