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Hubo marchas tras el doble crimen en el supermercado.
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La tragedia en el supermercado
A las nueve de la noche, el local de Átomo de la Villa Tulumaya estaba, como cada sábado a esa hora, repleto: gente en los pasillos y entre las góndolas, eligiendo y cargando productos, otros, en las filas de las cajas recaudadora, esperaban la hora de pagar.
La hora de cierre era inminente. El calor de diciembre, insoportable.
Cuatro días faltaban para la cena de Nochebuena y el brindis navideño, y en los carros de compras asomaban pinos y adornos y tiras colgantes de típicos rojos y verdes.
De pronto, un estampido. Luego, gritos. Corridas desesperadas. Gente en el piso. El problema estaba en la línea de cajas. Alguien llamó al 911. Otra persona gritó que llamen a una ambulancia. Una tragedia había ocurrido.
La investigación
Los crímenes de Silvia y Daiana fueron el tema de conversación en las mesas de fin de año de la Villa Tulumaya, claro está, pero también en todas las reuniones festivas de toda la provincia.
El drama. La inseguridad. El miedo colectivo. Los desgarradores testimonios familiares y de los vecinos. El avance del delito.
La investigación quedó a cargo del juez Jorge Calle, quien había llegado a la Justicia Provincial tras renunciar a la Justicia Federal.
Semanas después, a poco de haber comenzado el año 2004, la pesquisa pasó a manos de un fiscal. Debutaba en Mendoza el sistema acusatorio, también conocido como de los fiscales en las comisarías. El doble crimen exigía respuestas urgentes.
La teoría del caso indicó que el sábado 20 de diciembre de 2003, a eso de las 9 de la noche, una banda integrada por 7 hombres asaltó el Átomo de Lavalle y que uno de los delincuentes disparó hacia la línea de cajas: madre e hija murieron atravesadas por la misma bala 9 milímetros.
Dos juicios
La pesquisa quedó, tras la reforma procesal, en la debutante Fiscalía de Delitos Complejos. Y fue el turno de Luis Rafael Correa Llano, que terminaba de asumir como fiscal tras haber sido juez del Tercer Juzgado de Instrucción.
Por los asesinatos de la madre y su hija hubo dos juicios orales y públicos.
. En 2006, la Quinta Cámara del Crimen absolvió a 7 imputados por falta de pruebas y ordenó que fueran liberados. Esto motivó que la Suprema Corte de Justicia ordenara la reapertura de la investigación.
. En 2010, la Séptima Cámara del Crimen condenó a Claudio Sandoval y Diego Baltasar y les impuso 24 y 23 años de cárcel. Para ese tribunal, quien apretó el gatillo fue Sandoval. La Justicia había llegado a ellos gracias a la identificación de huellas dactilares encontradas en un automóvil Ford Ka utilizado aquella noche para escapar y abandonado a varios kilómetros.
Sandoval acudió a la Corte de la Nación que en 2014 confirmó el fallo mendocino.
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