Existen montañas en el planeta Tierra que desafían nuestra percepción tradicional de picos puntiagudos y escarpados. Algunas destacan por tener cimas completamente planas, como si fueran gigantescas mesetas suspendidas en el cielo.
Existen montañas en el planeta Tierra que desafían nuestra percepción tradicional de picos puntiagudos y escarpados. Algunas destacan por tener cimas completamente planas, como si fueran gigantescas mesetas suspendidas en el cielo.
Estas formaciones no solo sorprenden por su forma, sino también por los ecosistemas únicos que albergan, su biodiversidad y los fenómenos geológicos que las originan. Entre ellas, una montaña en América del Sur se destaca como una de las más impresionantes y singulares del planeta Tierra.
El Monte Roraima se encuentra en la Gran Sabana, una región que comparte territorio entre Venezuela, Brasil y Guyana. Su ubicación remota y su acceso limitado hacen que esta montaña se mantenga casi intacta, conservando un ambiente aislado que protege especies endémicas y paisajes de gran belleza únicos en todo el planeta Tierra.
Esta montaña es uno de los iconos geológicos más reconocidos de América del Sur y ha atraído a científicos, aventureros y turistas desde hace décadas.